Ya que, por aquello del campeonato de lectura, tengo que hacer relación de los libros leídos durante el año, pues aprovecho la misma para dármelas de intelectual y escribir una entrada con boina, bufanda y fumando en pipa.
Este año aparentaba que iba a ser el año de Scott Fitzgerald. Me había leído de él “El gran Gatsby” (que me había gustado mucho) y “Hermosos y malditos” (que me había gustado poco) y comencé el dos mil siete con “A este lado del paraíso”, “Suave es la noche” y “El último magnate” en el arsenal calentando para salir. Y no. Los tres empiezan bien pero luego comienzan a diluirse y se quedan en nada (incluso “El último magnate”, que está inconclusa. Por cierto, hay en este libro un capítulo que podría resultar muy interesante para los cinéfilos, ya que describe con detalle cómo funcionaban los grandes estudios durante los años treinta). Pero no hay problema. A yanqui muerto, yanqui puesto.
Cuando me compro libros voy sin ninguna idea fija. Tengo una serie de autores a los que sigo y me dedico a rebuscar por las secciones de oferta clásicos (soy un rácano y, aunque no soy catalán, la pela es la pela. Contaré un chiste dedicado a la Torrija, que tanto le agradan. Va un catalán y se encuentra una peseta encima de una boñiga gigante. –Una pela es una pela, pero una mierda es una mierda. Saca entonces cinco duros del bolsillo y los tira encima de la plasta. –Una mierda será una mierda, pero veintiséis pelas son veintiséis pelas. Las recoge y se va tan contento). Bueno, pues rebuscando encontré un relato corto de Steinbeck, “De ratones y de hombres”, de quien sólo había leído “La perla” allá en mi segunda o tercera adolescencia. Me gustó mucho. Muchísimo. Acto seguido conseguí “Las uvas de la ira” y he elevado a Steinbeck a la categoría de los intocables, con Dostoievski, Conrad, Cortázar, Vargas Llosa, Faulkner, Gogol, Cervantes, Sábato y algún otro que ahora no me viene a la mente. “Las uvas de la ira” es de esos libros, es de esas historias que más que una lectura es una vivencia, de esos libros que, cuando los terminas, necesitas tiempo para volver a coger otro. No he visto la película y tengo la duda sobre hacerlo. Querría escribir un día de estos sobre aquello de libros y películas pues también me leí este año “El tercer hombre” de Graham Greene y “Carta a una desconocida” de Stefan Zweig, películas ambas que sí que he visto y que idolatro. El caso es que de John Ford y de Henry Fonda me fío. Y Sisterboy la cataloga como POM. Aunque también cataloga como POM “La tormenta de hielo”. No sé lo que haré.
Otros libros que leí este año y me gustaron mucho fueron “El otoño del patriarca” de García Márquez, “Niebla” de Unamuno, “Manhattan Transfer” de Dos Passos, “La colmena” de Cela (como soy de ciencias me tengo que leer ahora los libros que no leí en el colegio), “Tirano Banderas” de Valle Inclán (este es de los libros en los que sólo entendía el diez por cien de lo que leía pues está escrito en jerga mejicana y, aún así, me gustó mucho) y “Lolita” de Nabokov. También leí algo de teatro (Casona, Jardiel, Mihura, Wilde) y libros de relatos cortos de Dickens, Wilde, Chejov y Capote. Luego leí otros muchos que ni fu ni fa y, por último, querría hacer referencia a los dos grandes tostones que me tragué.
Tengo la puñetera costumbre de terminar todos los libros que empiezo. Raros son los que he abandonado (“Salambó” de Flaubert y “La Habana para un infante difunto” de Cabrera Infante, pero es que no podía más). Así que llegué hasta la última pagina como pude de “Oliver Twist” de Dickens e “Historia de una dama” de Henry James. Y me jode especialmente con este último, pues desde que le recomendé encarecidamente al Gorras “Otra vuelta de tuerca” y éste me dijo que le había resultado tan soporífero como “La tormenta de hielo” (con perdón), me he hecho jenrilleimsiano furibundo y tener que reconocer que una novela suya no me ha gustado, me duele. La verdad es que he llegado a la conclusión que los libros de Henry James, cuanto más cortos, mejor. Sus relatos son muy buenos y “Las alas de la paloma” también me costó un sobreesfuerzo.
Veréis que mis crónicas sobre los libros son profundamente sesudas. No soy un erudito ni pretendo serlo. Eso lo dejo para los prologuistas (otra entrada que tengo pendiente). Yo hablo de sensaciones. Sé si un libro me gusta o si no me gusta. El por qué no me preocupa. Y el trasfondo social político económico en un entorno cósmico integrado de las novelas y el uso mayestático del imperativo también me la trae al pairo. Me gusta leer y disfruto leyendo. Y ya.
Y lo que ya no hago es recomendar un libro. Digo mis gustos y el que se quiera fiar de ellos que lo haga. Y el que no, pues no. Y todos tan amigos.
Pero “Las uvas de la ira” es un libro que debiera ser obligatorio.
13 enero 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
13 comentarios:
Pues sí Las uvas de la ira pelicula es una POM no sé si equiparable al libro ya que no lo he leido pero es de imprescindible visionado.
A cambio pongo ese libro en mi ya demasiada apretada agenda de lecturas pendientes ¿de donde sacas tiempo para leer tanto?
Me apunto película y libro en la lista de obligaciones... La película está en DVD aquí al ladito de donde escribo, así que no tardará en caer.
El libro habrá que rebuscarlo en la biblioteca municipal (yo también soy muy rácano a la hora de comprar libros, y tampoco soy catalán, je, je...) y espero que caiga en mi próximo viaje largo en tren, que es donde más y mejor suelo leer.
Yo no creo que lea tanto. Ya me gustaría poder leer más.
¿Y de dónde saco el tiempo? Pues no veo la tele, ni películas en casa, ni voy al cine. Los ratos que tengo son para la lectura. Trabajar, la familia, correr, leer y dormir. Ahí se va el 99% de mi tiempo.
Lees un montón y te envidio, mi 2007 ha sido parco en lectura y esto no puede ser. "De ratones y hombres" lo leí tras ver la peli que me fascinó y me gustó mucho. Tengo pendiente "Las uvas de la ira" pero lo haré en cuanto me sea posible, creo que hay algún ejemplar en casa de mis padres.
El libro que me costó eternidades acabar fue "Ana Karenina" y tampoco comprendo el por qué, dado que la historia es preciosa, pero a veces la lectura tiene estas cosas.
¿El 1% restante cómo lo repartes? ¿Un 0,90% a la blogosfera? ¿Un 0,05% al teletexto los domingos? ¿Y otro tanto por ciento en apretar jenrilleimsianamente las tuercas al pobre Gorras?
Ana Karenina cuesta acabarlo porque todos los personajes, salvo Levine, son un atajo de gilipollas. Tolstoi es lo que tiene, que se lee muy bien pero todos sus duques, condes, príncipes, marqueses y barones son repelentes. Además, todos ligan. Hablan de "Guerra y paz" como la gran novela. A mí me pareció un culebrón. A ver, se muere fulanito, pues a la viudita la vamos a liar con este y sin problemas.
Fantasmal Institutriz, sacaré tiempo para apretar todavía un poco más las tuercas. Haré caso a las plegarias de dos amigos, que piden que deje de ser un hipócrita y que muestre mi verdadera cara. Ellos dos serán los primeros en ver mi verdadera cara.
Y cuánto sufri ayer. Pero cuánto.
Y donde se lee "atajo de gilipollas" debiera leerse "hatajo de gilipollas", evidentemente, que algunas hienas ya estarían afilando sus caninos.
Si me apuro un poco, en los 8 años que me llevas de ventaja tal vez logre alcanzarte en número de lecturas. Aunque para eso debería dejar incluso de respirar (recordemos que no soy capaz de hacer dos cosas al mismo tiempo). El problema es que, para cuando llegue a los 42, tú ya habrás leído, como mínimo, el triple que yo...
Y no se si fue una recomendación o una sugerencia de una de las lecturas que te habían gustado pero, me leí "El túnel" de Sábato (¿Recuerdas?) y diste de lleno en la diana. Así que deberé acercarme a la librería en busca de "Las uvas de la ira".
¿Cuántas palabras por minuto eres capaz de leer? Porqué no me salen las cuentas... ¡¡¡fiera!!!
Fiera ya no tanto. Con la edad se pierde y, a los cuarenta y tantos, más bien ronroneo que rujo, pero bueno.
Y te repito lo de siempre. Si te gustó "El túnel" es obligatorio leerse "Sobre héroes y tumbas".
Y no leo tanto. Sólo es cuestión de ser un poco constante y buscar huecos. Leyendo un promedio de ciento cincuenta páginas a la semana (que no es mucho), pensad la cantidad de libros que pueden leerse en un año.
Me apunto la no-sugerencia al tiempo que veo con agrado tu admiración por Cervantes.
Es tarde, es muy tarde. Hora de cerrar el libro, apagar la luz y cubrirse los hombros con la manta. Pero, heme aquí, metida en la República serenísima de la gran medusa, en el anaquel de su biblioteca, removiendo los libros de sus estantes. La curiosidad mató al gato y luego lo devoró con la seguridad de sembrar dudas y derribar certezas. Y eso es lo que hace “Manual de Literatura para caníbales” de Rafael Reig. Libro polémico sin duda, pero que recomendaría a cualquiera que guste de una interesante carta_menú literaria, con tanta hambre como la tuya. Sírvase caliente o frío.
Buenas noches y felices lecturas, zzzzzzzzzz……………….
Yo también tengo la maldita costumbre de -intentar- acabarme todo lo que empiezo. Por eso voy por la página 988 de UN MUNDO SIN FIN- y eso que es intragable pero a caballo regalado no le mires el diente.
Si Las uvas de la ira te parece de lectura obligatoria qué me dirás cuando caiga en tus manos Al este del Edén (nada que ver con la película de Kazan y eso que ésta es también magnífica)
Tomo nota de las recomendaciones. No pensaba perdonar nada de Steinbeck que se cruzase por mi camino ("La taza de oro" espera impaciente). De Rafael Reig no había oído hablar, pero lo añado a la lista que le escribiste a Sisterboy, de la cual ya taché los cuentos navideños y de acción de gracias de Capote.
Y yo también soy de los que, justo antes de dormirme, dejo el libro en la mesita, me quito las gafas y apago la luz.
Y la segunda parte del Quijote no es un libro. Es...otra cosa.
Publicar un comentario