10 enero 2008

Nathalie

Nathalie vivía en París, muy cerca de la rue des Dames. Nathalie era hija de emigrantes españoles, de Burriana, aunque ella había nacido en la France. Nathalie era hermosa como sólo pueden serlo los recuerdos pues de ese es del material que está Nathalie hecho. No se aman a las personas. Se aman a las personas en un lugar y en un momento y su recuerdo perdura porque de aquello sólo podemos tener el recuerdo. Nathalie entró a una tienda donde un grupito de españoles en viaje de estudios miraba pantalones vaqueros. Pantalones miraban dos, que a los demás les daba igual si sus pantalones tenían etiquetas rojas o gris marengo. Nathalie cruzó el umbral al llamado del tendero y sonrió en español y les habló en español y se rio en español y se enamoraron en francés y en inglés y en español y en esperanto. Nathalie tenía una amiga que se llamaba Puri. Los españolitos partían esa tarde. Nathalie y Puri les dieron sus señas para cartearse. El tendero les regaló unos llaveros de Lois que simulaban unos vaqueros. Todos ellos escribieron al llegar a casa a Nathalie menos uno, Álex, que lo hizo a Puri. Ninguno recibió jamás respuesta. Más de veintitrés años han pasado y en el cajón de uno de ellos, como tesoro que desempaña el cristal de los recuerdos, hay dos papeles con dos direcciones escritas y un llavero de Lois, que simula unos vaqueros.

12 comentarios:

3'14 dijo...

Y ahora es cuando me voy a trabajar y me paso la noche bucenado entre mis recuerdos de historias vividas y sobretodo de las no vividas... Porque una entrada de este tipo, invita a rememorar, me han asaltado un montón de emociones, fugaces imágenes de un pasado que duerme plácidamente, pero cuando se despierta... ay, ay, ay... o currucucucuuu paloooma

SisterBoy dijo...

Esto lo coge Eric Rohmer y hace una nueva tetralogia estacional

elbé dijo...

Qué bonitos son los recuerdos bonitos. ¡Viva Nathalie! (y Puri, claro)

Anónimo dijo...

¿Fue ahí dónde comraste los vaqueros lavados a la piedra?Por eso no te escribió ni Nathalie ni Puri.

Arual dijo...

Xddd una lee esto y en un día tan bucólico como el de hoy se pone a soñar como una boba, como sabes tocar la fibra sensible puñetero!

Tomoya I dijo...

Pues Puri, al menos, podía haber contestado a Alex.

¿No será por todo ésto por lo que quieres invadir la France?

¿Nunca le has contado a Sister lo mucho que te gusta Rohmer y sus adolescentes pseudo-filósofos?

Slim dijo...

al chico del llavero siempre le quedará parís.

Zar Polosco dijo...

Recordando, que es gerundio.

Los pantalones pasados por la piedra fueron posteriores. Me los reservé para otra ocasión mejor.

Hoy me he pasado toda la mañana en Almazora y he pasado dos veces junto a Burriana. En Burriana, para los que lo ignoran, venden souvenirs (para una palabra que sé en francés, la utilizo) que dicen París Londrés Burriana. Y los de Burriana se iban a Burgos a matricular sus coches, como los de Cartagena a Cádiz y los de Gijón a Gerona.

De Eric Rohmer sólo vi el Cuento de otoño. Y me gustó mucho. Me hizo gracia que mucha liberación de la mujer, mucho enamorarse del profesor de filosofía, mucha ambición profesional y personal, pero luego se trataba de buscarle un novio a Magalí. Cuando salimos del cine comentaba, ¿lo ves, Gorras? Unas marujas.

Álex ni se acordaba de Puri. Si no fuera por nosotros, Álex no tendría pasado.

Si quiero invadir Francia es por cinco mil razones más. Una de ellas, por volver a París. No me gustaría volver a ver a Nathalie. Algunas personas pertenecen a un lugar y a un momento. Ahora sería otra cosa y prefiero no verlo.

David Daniel dijo...

Bueeeno,que maravilla de post.Le has sacado un jugo enorme a pocas lineas.

Eso de que nos enamoramos de alguien en un momento y en un lugar tiene su parte de cierto,pero espero que sea cierto tambien que nos podemos enamorar para siempre.

Apolonio-de-Rodas dijo...

Pero que poetico te has vuelto, ¿que ha sido el proposito de año nuevo? Muy bonito, y tienes razon en que hay un lugar y un momento para cada recuerdo.
Un beso

Unknown dijo...

Pues Nathalie de Burriana, no queda lejos de mi tierra valenciana. Bonitos recuerdos de Paris.
Saludos.

Zar Polosco dijo...

Lo del amor para siempre se contradice con la propia definición de amor. El soporte de las relaciones es la amistad. El amor es una milonga. Pero no voy a volver a discutir sobre eso.

Tengo mi lado sensible, Apolonio. Un lado muy pequeño y un tanto oculto, pero que se manifiesta de vez en cuando.

Valencianos de la capital éramos y somos los españolitos que entramos en aquella tienda. Bienvenida (ya he estado cotilleando un poco por tus blogs) Blumun.