09 enero 2008

Miquis

Una frase hecha es que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos. Se acepta tal cual y luego cada uno se preocupa de comerse los garbanzos sea el que sea quién y cómo gobierne. Cierta polémica con la Fan de Larralde me dejó luego un tanto pensativo y recordé algunas conversaciones con quien bien podría ser si quisiera el nuevo Pericles.

El Tiquis es amigo de la Torrija, pariente de Gandul Sagaz y del Gorras y miembro fundador del legendario grupo Cosipói y los Urízar Azpitarte. Hace tiempo que no hablo con él y sé que sigue una deriva política que le hace tener en un altar a un batiburrillo que va desde Julio César o Carlomagno hasta a Hugo (Ego) Chávez o Mónica Naranjo. El Tiquis hace años se definía como sorteócrata, es decir, como partidario de la sorteocracia. De una forma esquemática se podría definir la sorteocracia como el elegir todos los miembros de los órganos de gobierno, sean locales, autonómicos o nacionales o estatales o como pijos lo quieran denominar todas las sensibilidades sensibles mediante sorteo puro y duro. Cada cuatro años, se cogía el censo y todos en el bombo. Joshua y Belinda Melanie, del colegio de San Ildefonso, a sacar bolitas y a ver a quien le toca ser presidente del gobierno, o conseller en cap o subsecretario de pesca. Nos cargábamos de golpe a los partidos políticos. Esta idea, que es sólo un esbozo, tendría que pulirse y es ahí donde el Tiquis, que tanto prometía, se diluyó pues su mente, en vez de concentrarse en cambiar el mundo, prefirió consagrarse a la contemplación de las patinadoras del Pryca y luego apareció Pilarcita y su cintura virtuosa y a hacer puñetas el nuevo Pericles.

El guante está en el suelo.

8 comentarios:

3'14 dijo...

Pensando en las variopintas posibilidades de un gobierno formado por sorteocracia me reafirmo en esa frase hecha que mencionas al principio. Creo que a la suerte se debe tentar si existen probabilidades de mejorar o en el peor de los casos, quedarse como uno está.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Coincido... Más vale un mal presidente del Gobierno que por lo menos quiera serlo (y ponga empeño en ello) que alguien igualmente malo que no quiera el puesto... Seguiré siendo demócrata un rato... hasta que encuentre una solución mejor...

Claro, que la sorteocracia es todo un mundo de posibilidades para la imaginación... Y no voy a poner nombres, porque sólo de pensar en quiénes podrían acabar en La Moncloa me están entrando escalofríos...

pep-ito dijo...

¿Te ha llegado hasta el olor del arroz al horno?
Nunca me habían dicho que mi blog olía. Ahora ya lo sé. Cuándo me pregunten: ¿a qué huele tu blog? Yo contestaré: Zar dice que me huele a arroz al horno.

Tomoya I dijo...

Creo que no me ciega la pasión por mi cuñado mayor al decir que la sorteocracia no me parece una idea tan descabellada.

Rodríguez Millán se pone en lo peor pero también sería mala pata que entre los X millones de posibles premiados con el Gordo monclovita fuese a tocarle precisamente a Paco Camps o a Paco Porras. Tampoco debemos olvidar que no sólo se elegiría Presidente del Gobierno sino todo el Gobierno, Congreso, Senado y demás elementos del Estado Sorteócrata. Las bolitas con indivíduos curiosos y de ética dudosa podrían quedar más o menos equilibradas con el resto y no creo que fuese tan tremendo. En cualquier caso pasado el periodo que el Estado decidiese una nueva vuelta al bombo y otras bolitas.

¡Ay, si fuese agraciado con esa cancillería en Honolulu!

¡Sorteocracia ya! ¡Viva mi cuñado y su mente preclara!

Álex dijo...

Lo malo es que los sorteos no son menos amañables que unas elecciones. Además, en España ya nos gobierna un ganador de otro sorteo: a Juancar le tocó nacer Borbón, para regocijo de su cartera y desesperación de sus genes.

Anónimo dijo...

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Zar Polosco dijo...

En Italia llevan cincuenta años sin gobierno y son una potencia mundial. Pero no digo más que luego me aplican correctivos muy severos y tengo una autoestima de mondondanga.

elbé dijo...

Bueno, la mayoría de las comunidades de vecinos se gobiernan así.