10 marzo 2006

Cosipói y los Urízar Azpitarte

La existencia brumosa del que pareció por un instante que iba a ser el grupo de mayor talento que jamás hubiese existido le ha conferido un carácter irreal que, por momentos, no permite discernir qué hay de leyenda y qué hay de veracidad en su historia. Aquel grupo, que se fraguó en Tranvía y que tomó corporeidad en Salamanca, estaba constituido por Luis Santángel, el Tiquis, el Gorras, el Zepporro y María, su cantante. Un grupo heterogéneo con un número indeterminado tal de influencias que considerarlo como ecléctico sería minusvalorarlo. Un grupo con un primer disco de nombre "Cosipoíto" y que, en palabras de la propia banda "es como un hijo para nosotros", un disco de canciones inolvidables como: Ésta me la acabo; La cagaste, Barrymore; La llamada del norte; La redondez perfecta de sus senos; Famoso por sus despejes de cabeza; Esto me lo salto; Pantalones de McGregor; Peinando muñecas; El bramido del animal en celo; La limpieza cristalina de sus guitarras; Amanita faloide y Fue Álex. Este disco, sin promoción alguna, con el runrún y el boca a boca convirtió a la banda y a sus miembros en verdaderas referencias en los círculos culturales más selectos y pedantes, siendo sus opiniones celebradas y reverenciadas.

A este primer disco siguió el segundo, como no podía ser de otra manera, de nombre "Cosiposi", un disco más maduro, reflexivo e intimista, con verdaderos templos sonoros como: Matilde Urbach; Wendy Smith; Uma Thurman; Ginger Lynn; Michelle Pfeiffer; Gloria Gaynor; la Desustansiá; Ava Gardner; María Creuza; Nastassia Kinski; Akane Takeda; Cristina Lliso; Maribel Velvet y Tracy Lord. El éxito de este disco fue tal que incluso tuvieron la posibilidad de realizar una actuación en el celebérrimo local llamado "Sonora", actuación que se suspendió por motivos de salud del Gorras.

Pero el éxito minó a la banda. Las rencillas, insidias y miserias del grupo con respecto al Zepporro, verdadero motor y talento, alma pater y mater, referencia, icono, factotum, lider espiritual, carismático y de un sex-appeal desbordante e irrefrenable, fueron en aumento hasta hacerlo estallar. Preparaban entonces su tercer disco, que se iba a llamar "Pustulina Mierdalojo". Tenían ya algunas canciones preparadas, como: Se medial; Por el camino (por el camino) venían muchos peregrinos; No queda nada; Por ejemplo, Pescador; Muchachos, no dialogo; No cuento; La papada intrínseca y No avisó, canciones que se perdieron en el camino a la nada.

Y el sueño se derrumbó. El hechizo terminó. La estrella se apagó. La luz que pareció iba a ser eterna, se consumió. Y comenzó la leyenda.

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