Arrastrar la dura cadena. Trabajar sin tregua y sin fin

He vuelto a caer en una de esas redes maléficas en forma de cadena que no sé quién se dedica a crear estas cosas ni porqué. El caso es que, como un crío, las sigo pues me suelen entretener. Esta vez me ha caído el invento este por partida doble, aunque ganó por la mano Arual (que no se llama Laura, a pesar de la quiralidad de su nombre de guerra) si bien es cierto que Pep tuvo a bien recordarme.

Esta vez consiste el chisme este es contar ocho cosas sobre uno mismo. Repito que me asombra que alguien pueda dedicarse a crear cadenas y el motivo de las mismas. Ruego que ninguna de estas cadenas tenga que ver con algún ejercicio acrobático pues me veo con collarín. Aunque casi preferiría hacer algún equilibrio extraño que contar ocho cosas sobre mí mismo, no porque sea de naturaleza reservada y ocultista, sino por todo lo contrario, porque yo realmente sólo hablo de mí mismo y a ver de donde saco ocho cosas que no haya contado. En fin, vamos para allá y ya veremos dónde llegamos.


1.- El primer disco que me compré en mi vida fue un recopilatorio de Simon y Garfunkel, allá en el año ochenta. Dudé entre este disco y el “Discovery” de la ELO. Me decanté por aquel por la fascinación que ejercía y que sigue ejerciendo el “Bridge over troubled water” sobre mi estado emocional. Me compré el disco, además, con intención maquiavélica. No teníamos en casa tocadiscos como se llamaba entonces (o plato, como lo llamaban los que más sabían) y todos mis compañeros de clase estaban siempre prestándose discos arriba y abajo, y yo quería entrar también en el circo de los que manejaban música, así que me compré un disco para presionar. Mi padre me llamó gilipollas y pasó de mí como de manflar humus. Hasta el año ochenta y dos no escuché mi disco. Y lo sigo escuchando de vez en cuando pues me gusta bastante.

2.- En la guerra sobre perros y gatos yo siempre me he decantado por los gatos. Me parecen unos animales tremendamente elegantes, de gran belleza y muy sinceros. Un gato nunca miente. Un gato sabe lo que quiere. Otra cosa es que tú pretendas algo de él que no puede dar pero ese no es un problema de los gatos. Los perros me parecen bobos en su mayoría. Unos seres que viven la vida de su amo, serviles. Les tiras una pelota y te la traen. Tú le tiras una pelota a un gato y, o bien juega con ella, o bien se te queda mirando con cara de ¿tienes algún problema? El caso es que nunca he tenido perro y no creo que jamás lo tenga pero, si me viera en la obligación de tener que convivir con algún chucho, sin duda alguna le pondría de nombre Mein führer.

3.- He estado más veces en mi vida en el Bernabéu que en el Calderón. Mi padre es merengón y, cuando vivíamos en Madrid y nos llevaba al fútbol, siempre era a ver a los suyos. Creo que tenía esperanzas de que mi hermano y yo nos curásemos de nuestra desviación futbolera pero no. El caso es que sólo he estado tres veces en mi vida en el Calderón: viendo un Atlético Madrileño-Moscardó (cero a dos), viendo la presentación del Atleti del año noventa y cuatro, con Gil y Pacho Maturana y, en esa misma temporada (94-95), viendo un Atleti-Tenerife (tres uno, con goles de Caminero, Felipe Miñambres, Geli y aquel grandísimo pelotero que resultó ser el Tren Valencia). Por cierto, aquel mismo día al Barça le cayeron cinco contra el Racing junto a la hermosísima playa del Sardinero. Un día redondo para Sisterboy.

4.- Nunca he estado en Copenhague. Ya sé que resulta extraño para alguien de mi personalidad y de mis características, pero…

5.- No sé de que habré de morir, pero difícil va a ser que lo haga por un cáncer en el pulmón. En toda mi vida creo que me habré fumado un cigarro y dos puros, y todas las veces acabé llamando a Raúl. Con los porros no voy a decir que tenga mucha relación porque sería mentir pero, en las Faisanadas, a lo mejor le pego alguna calada y me pongo de un retórico y un místico que no me aguanta nadie, pero yo me lo paso fenomenal. No soy integrista anti tabaco. Sólo es que no me gusta.

6.- Mi número de móvil laboral es muy sencillo. Empieza, casualmente, por 6. Luego viene el 69, que no se me ocurre ninguna regla nemotécnica para poder recordar dicha cifra. Y luego es Alemania Italia Londres. Podéis llamarme cuando queráis. Diecinueve de cada veinte veces que suena es para algo desagradable. Me daríais un alegrón.

7.- Para el tema de la música soy bastante maniático. Estuve en una boda donde nos pasamos toda la comida con los Carpenters de fondo. Pensé entonces que eso en la mía no ocurriría y, llegado el día, grabé un par de cintas para que amenizasen el convite. No quería que se me escapase ni un acorde. Quiso la casualidad (que, según Álex, no existe) que entrásemos en el comedor bajo los acordes del I`m just a gigolo de Louis Prima. Muy apropiada en ese momento. Por cierto, los que nos amenizaron con los Carpenters terminaron separándose. Nunca dudé que fue por ese motivo. Acompañar una comida con la voz de una tía que murió por anorexia suele tener esas consecuencias.

8.- Soy fundador y miembro único de la plataforma “La tarta de manzana existe”, plataforma reivindicativa que creé pues, en los cien mil cumpleaños, santos y demás que celebramos en mi casa a lo largo del año, nunca hay de postre la mejor de las tartas, con hojaldre, por supuesto. Y mira que a mi madre le sale buena.


Y ya está. Se supone que ahora he de continuar la cadena, pero, en mi entorno blogosferítico están los que pasan olímpicamente de estas cosas, los que tienen el blog aletargado, los que lo tienen temático y los que ya han sido encadenados, así que la dejo en el aire a voluntad y libre albedrío de cualquier ser, anónimo o no anónimo, veneciano o no veneciano, que le apetezca retomarlo.