El próximo domingo toca maratón. Mi quinto, tercero de la segunda era. Estoy tan acojonado como los cuatro anteriores.
Ya conté una vez, más o menos, cómo me inicié en esto de correr, hace ya unos treinta años. Estaba en un colegio donde el atletismo era una de sus actividades extraescolares. Cuando vinimos a Valencia, pasé a otro colegio donde el deporte era un fenómeno escaso y reducido al fútbol sala (fuimos terceros en 2º de BUP, segundos en 3º y campeones en COU) y a la gimnasia, donde corríamos gran riesgo de dejarnos los cataplines en la cuerda de nudos, en el plinto, en el potro y en los dos a la vez, en aquella tortura denominada doble apoyo, yo siempre saltando detrás de Pou, que quedaba hecho unos zorros después de cada ejercicio. A cambio sufrí la gran desdicha de conocer a la Torrija, al Gorras, a Maroto y a otros con los cuales establecí lazos tan fuertes que no me desharé de ellos nunca. En fin. Es lo que tiene la amistad considerada como sentimiento. Uno quiere a sus amigos y son para siempre.
A finales del 82, con dieciséis a punto de los diecisiete, un compañero, Pepe Toni, me picó para ver si corríamos el maratón de Valencia. Le dije que sí. Mi padre tenía en IBM compañeros que corrían y me consiguió un plan para bajar de las tres horas y media. Comenzamos a entrenar y, al cuarto de hora, Pepe Toni se rajó (el porcentaje en la vida de Pepe Toni de cosas terminadas/cosas iniciadas es irrisorio). Yo seguí. Por aquella época en Valencia sólo se podía correr en la Alameda que, de fuente a fuente, tenía y tiene un kilómetro. Así que, Alameda arriba, Alameda abajo me acabé uniendo a un grupo de gente mayor que yo (más jóvenes era imposible. Ahora es ilegal correr un maratón con menos de dieciocho años) entre los cuales estaba el actualmente factótum en la junta del Valencia, Enrique Lucas. Llegó el día del maratón, a mitad de febrero, y entre bromas y veras, tres dieciocho. Y tan contento. Encima el de gimnasia me puso sobresaliente. Terminamos tan eufóricos que me piqué con otros dos del grupo, Pedro y Guillermo, para ir al maratón de Madrid, a finales de abril. Seguimos entrenando y ambos dos se rajaron (mi tendencia a la soledad y a la misantropía están únicamente basadas en la experiencia. Cuando quiero algo, lo hago, independientemente de que alguien se quiera unir o no. Yo voy. Si te quieres venir, bien. Si no, también). Fui a Madrid y, bajo el diluvio, tres veintiuno. Acabé muy cascado. Otro sobresaliente.
Luego mi vida atlética tomó otros derroteros. Durante mi época universitaria me hinché a hacer cross y algo de pista. En la mili estaba como un tiro aunque no llegué a competir. Cuando empecé a trabajar los kilómetros comenzaron a menguar y mi barriga a dispararse. Tenía épocas más activas, pero haría unos treinta kilómetros semanales de promedio sólo. Y así seguiría si no me hubiese encontrado en una obra con Quique Jomeini, del grupo de la Alameda, que me animó a que corriese la maratón de Valencia de 2005, la del veinticinco aniversario, a ver si la hacíamos todos los históricos y tal y cual. A eso hay que añadir que uno de Belmonte, Gonzalo, comenzó a correr, le cogió el gusto y empezamos a picarnos el uno con el otro. A punto estuve ya de correr la maratón de 2004, pero la pubalgia me tuvo un mes parado. Preparé la de 2005, salí para hacer entre tres diez y tres quince y acabé en tres veinte con el hígado en una mano y arrastrando los pulmones y lo que no eran los pulmones. Seguí corriendo, preparé la de 2006, salí para hacer tres diez tres quince y terminé en tres siete eufórico y disfrutando en un día de un viento acojonante.
Y aquí estoy de nuevo, cara a cara con los cuarenta y dos y pico, en la semana de la pasta y de la miel. Toca Madrid esta vez. Tengo las tres horas en las piernas y en la cabeza. Madrid es duro, con mucho desnivel aunque lo único que me preocupa es que no haga viento y que no haga calor. Del resto ya me encargo yo
19 abril 2007
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17 comentarios:
Hola, te escribo para comunicarte que estoy de nuevo aquí. Vuelvo con mi blogg
Venga ánimo zepporret, además y sin que sirva de precedente iremos a esperarte a la meta,quien sabe a lo mejor es el comienzo de tu carrera de maratoniano universal y tendremos que acompañarte y podremos comenzar nuestra colección de zumos y botellas de agua del mundo o a lo peor tenemos que volver a Valencia, conduciendo yo.
tus fans esperamos tus noticias y hasta una foto, si puede ser con la camiseta negra prieta :)
animo y a por los tres lo que sea, seguro que lo consigues
Dos, Slim. Dos lo que sea. Si veo un dos cuando llegue a la meta seré feliz. Si veo un tres, bueno, no será lo mismo.
Mi pobre camista negra duerme en un cajón recordando hermosas historias. Si la saco, se desintegra.
Eso espero, Ana. Eso espero.
Ahora voy para allá, Pep.
Sabes que yo, ora Gorras, ora Tomoya, también te quiero mucho y que de haber sido en Valencia tu quinto maratón, allí hubiésemos estado fielmente, Lucía y yo, aplaudiendo a rabiar, con emoción, orgullo de amigo dominico y envidia hormiguera.
Sabes también que ya aguanto 5 kilometros sin demasiados problemas así que, Ana, ya puedes preparar las maletas que nos vamos a Nueva York.
Y tú, Polosquete mío, ve preparando esa entrada sobre Mónica Bellucci. Y otra, en la sección nostalgia, de la ya mencionada cuerda de nudos y Caradecinc.
Hay muchas veces que me da pena no estar en Madrid y hoy al leer tu entrada, me siento apenada...huy, si rima y todo! :-)Que tengas mucha mucha suerte, viento favorable, y que consigas el tiempo que te propones, claro que si!
SUERTE!! pero supongo que sera un consejo ya mil veces oido, de no obsesionarse con el tiempo,tu a la marcha! (nunca mejor dicho).
y rememorando un peli alemana,por cierto muy estresante.
ZAR RENNT! o en ingles RUN ZAR RUN!!
Confío en la suerte. He entrenado lo suficiente como para tenerla. Suerte espero tener con el tiempo. El Instituto Nacional de Meteorología habla de cierto riesgo de lluvia (no me molestaría), cierta brisa y una temperatura entre doce y veinte. Confiemos que esté más cerca de los doce que de los veinte.
Ya te contaré como está Madrid, Imán.
El próxima día que nos veamos fichamos feja para Nueva York.
Me acordaré de vosotros en los malos momentos. Iré cantando una libre adaptación que dirá aquello de run, Zeppo, run, disco inferno.
Muchíiiiiiiiiiiiiiiiisima suerte guapetón....
¡Qué bárbaro! Lo tienes todo bajo control, solo te falta saber la presión del aire que habrá ese día. Nos ha realizado un antiguo ritual que nos ha indicado la cifra de 1014.7 hPa.
Suerte y no te olvides el bocadillo,
GaNDuL SaGaZ, Señor del Sie7e
Suerteeee!!! Zar, consigue ese tiempo y vuelve a casita con las manos, los pies y la cabeza llena de euforia, ánimo!!!
Pues, Gandul, lo dirás en broma, pero el tema de la presión en Madrid por la altitud se tiene muy en cuenta en los deportistas de élite.
Yo soy muy malo, pero, en Semana Santa, mientras corría por Belmonte, a setecientos metros, igual que Madrid, iba pensando: -mira, como los buenos, entrenando en altitud para aclimatarme.
Y bocadillo no llevo. Pero ya tengo mi desayuno del domingo preparado.
Gracies, Llum.
Acabo de entrar a la página del maratón para enterarme de todo. Salvo problemón de última hora estaré en la meta para ver ese dos lo que sea y fotografiar el histórico momento (lo que no encuentro es la hora de la salida).
PD: Espero que lleves la verdiblanca para poder reconocerte...
Corre ese maratón, baja de 2h57", tócale la espalda a Miroslav Djukic, el hombro a Martín Fiz o los cojones a Fernado Torres y el lunes nos das pormenorizada crónica.
A por ellos!!!
Huola caracola!! vengo hasta aqui para comunicarte inpersone que tengo un blog, ala ala ala
Mas animos!!!
Ey, ya he visto que me has puesto un link en tu bloggggggg.
Merci beaucoups monsieur
La carrera empieza a las nueve, así que espero estar en meta un pelín antes de las doce.
No llevaré la verdiblanca, sino una camiseta de color semigris semicrema con franjas azules en los laterales y pantalón azul claro pero no demasiado. La superstición. Pero portaré mis gafas.
Habrá crónica. Espero que con una sonrisa en los labios. Seguro que la escribiré con todo el cuerpo dolorido.
Gracias.
¡Huola, carapotorro! Ahora voy.
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