Al primo de un amigo mío se le planteó cierto dilema. Se iba de viaje de fin de curso de COU a Palma de Mallorca en plena primavera y lo primero que metió en el equipaje fue el bañador. Estaba el hombre un tanto meditabundo pues tiene el torso bastante velludo y temía ser objeto de burlas por parte de sus compañeros, todos tan depiladitos. No es él muy partidario de depilarse. No acaba de entenderlo. Pero, al final, partió para Palma de Mallorca con su pecho totalmente rasurado. Y nadie se mofó de él.
Por primera vez desde hace más de veinte años, este verano se suspendió en la localidad de Silla, provincia de Valencia, la tradicional competición de veinticuatro horas de fútbol sala que se venía celebrando año tras año a finales del mes de julio. El motivo no fue otro que la escasez de equipos inscritos. Los equipos tradicionales van desapareciendo y no surgen nuevos. La gente joven, los chavales o como queramos llamarlos no juegan al fútbol sala. Ni al fútbol. Entre las prioridades de las nuevas camadas no figura la práctica del deporte. Ni siquiera la afición al deporte.
D. se casó recientemente. Una vez su mujer y él volvieron del viaje de novios, concertaron cita con el fotógrafo para hacerse el reportaje de la boda. Tenían intención de irse a la playa del Saler, a mirar con arrobo al mar, al sol, al cielo, a la arena, a los barcos, a ellos mismos, a las medusas, a los nudistas, a los mirones depravados, a las grúas del Puerto, al golfo de Valencia, a las gaviotas y a toda la basura que pudiese haber en la arena para confeccionar unos de esos álbumes grimosos que producen vergüenza ajena y que sólo sirven para torturar a familiares y amigos y para vengarse de torturas inflingidas previamente por familiares y amigos. Como el mes de octubre ha sido especialmente lluvioso, fueron posponiendo la sesión hasta este último miércoles. Habían quedado con el fotógrafo por la tarde. Por la mañana, D. pidió permiso para ausentarse durante un par de horas pues tenía cita con la esteticién (o como se escriba) para hacerse las cejas.
¿Qué es lo que está pasando?
05 noviembre 2007
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8 comentarios:
Es el Apocalipsis, patrocinado por Hugo Boss y PlayStation.
se está perdiendo el hombre duro y velludo por el conocido como metrosexual ajaja
un abrazo amigo
Es la evolucion,amigo.El hombre va caminando por una línea,lo vemos de perfil,mirando al frente...y poco a poco se va levantando,va enderezando su espina dorsal,va perdiendo pelo en el cuerpo,va teniendo los brazos más cortos,la vista más defectuosa,el olfato más torpe,y va desapareciendo su garrote,y se le va dibujando en la mano un frasco de perfume.
Just do it.
Pues a mí me gustan sin pelo en el pecho, ni espalda, ni orejas ni nariz... ya en el resto no me importa que lo haya :)
Esto es un sindiós. Y, encima, Raúl marcando. Dónde vamos a ir a parar...
El concepto metrosexual veo que se te antoja lejano estimado Zar...
Misterios de la humanidad.
Frases que con el tiempo han cambiado:
El hombre y el oso cuanto más peludo más HERMOSO (CÁMBIESE X HORROROSO)
Pues sí que me cuesta entender la metrosexualidad, antes conocida por mariconadas. Pero no quiero resultar ofensivo y me mantendré dentro de lo políticamente correcto y me depilaré las vellosidades intestinales para estar a la altura de mis tiempos.
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