23 mayo 2007

Pequeñas crónicas éticas de la República

Maroto es el hombre que más daño se ha hecho a sí mismo. Es mi amigo y le quiero, pero una cosa no quita a la otra.

Maroto siempre ha tenido muy claro que existen dos éticas tremendamente diferenciadas: la de los demás y la suya propia. Con los demás resulta enormemente intransigente e inflexible, aparte que considera que su obligación como buen amigo es estar perennemente tocando los cojones cuando piensa que no todo marcha como debiera ser. Maroto se ha hecho mucho daño a sí mismo y a veces pienso que aún es poco.

Maroto luego tiene el libro de ética aplicada a su propia persona, que está en blanco. Maroto es así. Y no trates de discutir con él pues es de aquellos que te tira un vaso de vino encima y luego se enfada porque te molesta ir sucio y apestando.

Maroto perteneció durante mucho tiempo a muy diversas asociaciones cristianas. Siempre le decíamos que a nosotros no nos engañaba, que se apuntaba a estos sitios para pillar cacho. Él lo negaba. Cada vez que tuvo novia dejó de asistir a las reuniones. Casualmente, nunca encontraba tiempo. Cuando dejaba de la noche a la mañana a sus churris sin ninguna explicación ni motivo, sino únicamente porque sí, volvía al cilicio, a la fría ducha matutina y a los golpes en el pecho. Quiero decir que volvía a obligar a sus compañeros cristianos al cilicio, a la fría ducha matutina y a los golpes en el pecho, que a él lo del hedonismo le place.

Maroto, cuando le preguntábamos por sus reuniones cristianas siempre nos hablaba de las Pilinguis, de Elenita, de Amparo, de la sobrina del Villa, de Succionen, de Yolanda. Nunca nos hablaba de ningún varón ni, por supuesto, de cuanto le había hecho reflexionar el tema del día, ni las lecturas, ni nada. A nuestra pregunta de cuando nos iba a presentar a las Pilinguis, a Elenita, a Amparo, a la sobrina del Villa, a Succionen, a Yolanda respondía levantando la nariz y torciendo el gesto. Jamás nos presentó ni a las Pilinguis, ni a de Elenita, ni a Amparo, ni a la sobrina del Villa, ni a Succionen ni a Yolanda.

Cuando Maroto se cansó de hablar de Dios porque ya estaba viviendo con M., ella en Barcelona y él en Valencia, se hizo oenegero. Nunca nos explicó a qué se dedicaba su oenegé ni cual era exactamente su labor. El decía entre risas sarcásticas que les llevaba las cuentas, pero nosotros sospechábamos que la oenegé se encargaba de reflotar a parias y menesterosos a los cuales Maroto trataría de ayudar fiel a sus métodos, es decir, los encerraría en una habitación y, con una manguera expulsando agua a muy alta presión les enseñaría el camino de la rectitud y de la bondad de espíritu.


Maroto vive en Barcelona y apenas hace el bien al prójimo ya. Está casado y tiene hijos. A sus amigos nos tiene abandonados. Vivimos muy felices sin tener un referente ético. Tanta murga nos dio que delegamos nuestra conciencia en él, y ahora estamos felizmente desamparados errando por los siete pecados capitales. De vez en cuando viene, nos pone firmes, nos hace un cuestionario exhaustivo, miento en el mío y me chivo de lo malos que han sido la Torrija y el Gorras. Él ya ni siquiera se enfada. Se ríe con condescendencia, mira con tristeza al infinito pensando en no sé qué y la añoranza le desborda. Maroto es el hombre que más daño se ha hecho a sí mismo. Y empieza a ser consciente de ello.

20 comentarios:

elbé dijo...

Pobre Maroto. Me está empezando a caer bien, me parece que va siendo hora de que se vaya a vivir otra vez con M, como al principio. Sobre todo por el bien de vuestras conciencias relajadas.

Anónimo dijo...

Como de costumbre, la entrada es genial. Maroto se enterará iexorablemente y te matará. Pero la entrada es genial.

Anónimo dijo...

iNexorablemente, perdón.

Zar Polosco dijo...

Maroto se casó con M. No temas, que ya contaré la boda, si no me mata Maroto antes.

Y por lo de la mili, siento mucho que no la hicieras, nano, aunque seguro que no tanto como tú. Bueno, tanto como vosotros, que la Torrija todavía llora por los rincones lamentándose de no haber servido a la patria.

Arual dijo...

Jajaja!!!! Pobre Maroto, buen post!!! Ah y si no te mata Maroto te matará el Atleti, no??

Slim dijo...

a mi me da pena maroto...eso de Maroto es el hombre que más daño se ha hecho a sí mismo...demoledor

elbé dijo...

Si, si, ya sé que se casaron, digo que se tendría que ir a vivir con ella como al principio, él en Valencia y ella en Barcelona, si no he entendido mal...

Sett dijo...

Muchas gracias por el link.

Que sea para mucho tiempo.

Un abrazo

Sett dijo...

Maroto...ffff,más o menos,tengo yo tambien un ejemplo cercano a un personaje así.

Un amigo mio del instituto,se fue a hacer la carrera a Santiago,y alli se corria juergas padre,y se empezó a meter por la nariz todo lo que se encontraba a su paso.Cambió,y no soportaba ni un solo sermon,ni tan siquiera en broma.Eso sí,cuando venia queria que lo pusiesemos al dia de cada uno de nosotros como le iba,y era el primero en criticar cualquier chorrada.

Al final acabó la carrera,y se lió con la ex de uno de la pandilla,y ahora viven juntos.

Igual no es la misma historia,pero se le parece.

3'14 dijo...

Se dice que a los amigos se les acepta por como son, por esta regla de tres, Maroto cuando lea esto no debería tenértelo en cuenta y empezar a cambiar esa ética rígida para con los demás que no le puede conducir a nada bueno y aplicarse algunos principios sobre si mismo, eso suele ser muy enriquecedor y constructivo, y bueno, si no acaba de salirse siempre le queda la frase de consolación que aplicaba Groucho: Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros.

Zar Polosco dijo...

Os puedo asegurar que Maroto no es digno de lástima. Ni por asomo.

Últimamente repito mucho una frase que leí en Papa Goriot de Balzac, donde un personaje, Vautrin, afirmaba que "no existen los principios, sólo las circunstancias". Todos vamos ajustando nuestros valores según como nos vienen las cosas. Y somos más o menos intransigentes con los demás según nos caigan. A un tío que nos cae mal no le pasamos ni una. Si es nuestro amigo, muy gorda tendría que ser para que nos encarásemos con él.

Maroto no me mataría. Bueno, seguramente sí, pero le dolería matarme. Me quiere mucho y yo él. Antes de darme el finiquito recordaríamos los partidos de fútbol y futbito, los conciertos de Radio Futura, las estancias en los Calpes, los años en Industriales y en Dominicos, cuando me presentó a Dulós, cuando conocimos a M., cuando le leía la mano a las tías en los garitos y estas, incomprensiblemente, le reían las gracias. En fin, que apretaría el gatillo, pero con lágrimas en los ojos.

Por eso mismo, como lo he visto comportarse me jodía tanto cuando trataba de adoctrinarnos.

Y, Sett, Maroto nunca se ha metido nada en el cuerpo que no haya sido cerveza, vino, carajillo y whisky con limón.

Pero Maroto da mucho juego. Y fueron muy buenos años cuando Maroto vivía con M., ella en Barcelona y el Valencia. En aquel piso de Manuel Candela pasamos muy buenos ratos.

Pasitos de bebe dijo...

Pues a mi esto me gusta Zarpo, Maroto me cae bien, te lo aseguro todo buen genio acaba suicidándose y/o inmolándose, o sea, hacerse daño para sacar lo mejor de uno mismo y lo peor de los demás, a mi me da más lástima M. en Barcelona

Tomoya I dijo...

Maroto te perdonará al ver que has creado un incipiente Club de Fans de Maroto. Yo me apunto, aunque sólo sea para salvar la vida cuando me acuse de haberte reído las gracias.

En cuanto a nuestro supuesto deambular por los 7 pecados capitales me declaro culpable de todos ellos, a excepción de la ira (cualquiera podrá dar fe de mi templanza cuasi zen), con cum laude en lujuria y pereza. Soberbia y codicia sólamente cuando me siento en el trono de Tomoya I.

Para Zar tendríamos que incluir un octavo pecado capital, el de ser un chivato asqueroso y reptil cetrino. Y como sé que efectivamente es absolutamente culpable también de todos los demás, le recuerdo los tormentos asignados en el infierno a cada pecado :

Orgullo: La rueda
Envidia: Sumergido en agua helada.
Ira: Desmembramiento.
Pereza: Arrojado a una fosa con serpientes.
Avaricia: Cocinado en aceite hirviendo.
Gula: Forzado a comer ratas, sapos, lagartijas y serpientes vivas.
Lujuria: Asfixiado en fuego y azufre.

Suerte Zarpo, en tu tormento eterno, allí nos veremos, yo con todos mis miembros en su sitio.
El Señor del Sie7e será feliz, pues allí estará como Pedro (Botero) por su casa.

Zar Polosco dijo...

Llumeneta, que no te de lástima M. Eso nunca.

Gorras, Gorras, te noto escocido por mi brillante juego en la red ayer en la playa. Si tu intención era acojonarme, lo has conseguido. Cada castigo que nos espera es para no pegar ojo e implorar perdón en cada confesionario que nos encontremos. Te ahorrarás el desmembramiento, pero tampoco te arriendo las ganancias.

Y la Torrija de alma zen y de galantes aventuras perecerá asfixiado en fuego y azufre. El Señor del Sie7e avivará las brasas.

Qué mala vejez nos espera. Y qué eternidad más calamitosa.

Tomoya I dijo...

El prescindible comentario sobre tu juego en la red te condena a un giro más en la rueda de la soberbia, tonto vanidoso.

La Torrija Zen perecerá asfixiado en fuego, azufre y, no lo olvides, gasolina, por estar siempre palote.

Pasitos de bebe dijo...

Vengo a decirte que estoy en el edifico de lo que era antes empresariales, no farmacia que hoy es rectorado, creeo!!

Sett dijo...

Ya ,dije que no es la misma historia,pero se le parece.

Por cierto,el nombre es inventado??

pep-ito dijo...

Pues menudo es el Maroto. Yo a esa gente la mando siempre a la psicóloga. Unas palmaditas en la espalda, unas sesiones de terapia gestal (o la que sea), una clases de yoga y a pasarlo bien.

Zar Polosco dijo...

Soy un tonto vanidoso que hace unas dejadas preciosas.

La Torrija morirá asfixiado en fuego, azufre y gasolina. Y morirá abrazado a un pulpo muy bien criado.

Si no me mata Maroto lo hará la Torrija. Sin duda.

Maroto, como Zepporro, Gorras, Torrija y otros apodos de amigos que salen menos en este blog, son deformaciones fonéticas de nombres, apellidos o apodos primigenios. Maroto responde al nombre de Maroto. Por eso, si leyese esto y viese mi caricatura, tendría pocas dudas sobre a quien tendría que matar sin remisión.

¿Terapia gestal? Voy ahora mismo a la RAE.

Anónimo dijo...

Ya sabía yo que aún calladito y quietecito, algo me tocaría.

A las 19:00 pádel opusino, luego cervezas.

Este fin de semana tal vez crie pulpos en el Pla de la Mestra.

...

Rabiad, rabiad, malditos.