Cada vez que yo muestro entusiasmo por algo, Maroto hace un gesto despectivo y menosprecia el objeto de mis alabanzas.
Y en vez de discutir, me callo y digo pues a lo mejor tienes razón y no es para tanto.
Un chico que sólo se altera ante los nísperos, Los Calpes y "La extraña pareja" y que dice que se altera con el Levante...en fin.
Y el caso es que el cabrón me intimida y tiene un influjo sobre mí que no me explico.
Siempre pensé que había delegado mi conciencia en mis padres, pero Maroto también tiene un buen pedazo.
18 mayo 2006
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1 comentario:
¿Le gustará a Maroto el arrós a banda? Consulté con Carpentier la duda metafísica que tantos prohombres de ciencias diversas se plantearon: "dentro o fuera, chatis de cuestion". Díjome Alejo, calavera en mano, gorguera al cuello, sintiendo la llamada del norte: "Todo depende del tamaño de los parasoles". Qué clarividencia, qué redondez perfecta en sus senos.
Dentro, pues, y a joderse, que lucir una piel blanca aristocrática tiene sus servidumbres.
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