17 mayo 2006

M.

Estimada, venerada y por muchos años M.:

La noble práctica de las cenas románticas, costumbre inveterada a la par que inagotable, es altamente recomendable para la salud y otras cosas importantes. Pero no debe quedarse como hecho anecdótico o emblemático. Violines, velas y un vino sugerido en "Gourmets for parásitos" está muy bien. Estirar el postre en tálamos virtuales, reales, subrepticios o adolescentes es bueno para la circulación de todo tipo de fluidos. Mas los árboles no deben haceros olvidar el bosque. Estáis en el camino. Y el camino hay que compactarlo y hacerlo transitable con esfuerzo y voluntad. No es fácil. Vosotros podéis. Vuestro carácter irreductible e indomable os hará reír ante la adversidad y vuestra relación se irá fortaleciendo hasta haceros uno e indivisible. Porque sois el uno para el otro. No os engañéis. No os distraigáis con milongas y ensueños preadolescentes que os conducirán al absurdo y a la nada. Está escrito lo que sois y a dónde vais. No luchéis contra natura. Es así. Aprovechadlo.

Y si tenemos que ir a Benicasim o a Villarreal a abriros los ojos, pues se va y punto. Y si hay que daros dos tortazos a cada uno, el Gorras se encarga.

Siempre tuyo en la metáfora y en la abnegación.

Zepporro.

No hay comentarios: