31 mayo 2006

Cacaío

He cogido el vicio de bucear en blogs ajenos. Después de una visita inesperada que recibí, entré en el blog de mi huésped que tiene un montón de enlaces que, a su vez, tienen un montón de enlaces y esto no tiene fin.

Confieso que, aunque es inevitable el comparar, me mueve más la curiosidad. Porque esto de los blogs, desde que supe de su existencia, siempre he pensado que era cosa de raritos. Y quería ver que tipo de raritos. He observado que proliferan los raritos opinadores. Noticia del día, sea Afinsa, Estado de la Nación, caso Bono, Manolo Saiz o lo que sea, opinión al canto. Ya sé dónde se foguean y forjan los tertulianos del futuro.

Y cada blogero tiene a sus groupies que le jalean y le ríen todas las gracias. Diariamente. Y, así, he descubierto otra cosa que me irrita: la gente que se ríe por escrito. Con lo bonito que queda decir me troncho de risa o me descojono, abundan, sin embargo, los que dicen ja ja ja.

En fin, que si a las tendencias exhibicionistas que todo blogero tiene por definición, se une una gran autocomplacencia y una hinchada que estimula su ego, habrá que empezar a pensar en crear una figura similar a aquella que acompañaba a los emperadores romanos en sus desfiles triunfales y que le susurraban al oído: "recuerda que eres mortal".

Seguiré indagando en blogs ajenos y llegando a sesudas conclusiones que harán cambiar la faz de la sociología mientras espero impaciente el reconocimiento masivo de mi excelencia y mi posterior glorificación.

Es que soy buenísimo. Pero bueno de verdad.

Un chiste: Y usted, que domina tantos idiomas, ¿en qué piensa? Pues en follar, como todo el mundo.

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