01 marzo 2006

En Laponia hace frío, pero yo me río

Hartos de ver Barrio Sésamo y la Cenicienta, hemos comprado una caja con un montón de deuvedes de Barrio Sésamo para variar un poco. Ayer le tocó el turno a "Elmo salva la Navidad". Eso de que la salva es un decir, porque su acto heroico consiste en desatascar a Santa Claus que se había quedado enganchado en la chimenea. En agradecimiento le concede varios deseos y Elmo pide que todos los días sean Navidad, con el consiguiente trastorno que, progresivamente, se va produciendo en el multirracial y feliz Barrio Sesamo. Coco vendía árboles de navidad y está muy en su papel, aunque, a ratos, ligeramente sobreactuado. Elmo ha estado mejor. La presencia de Epi, Gustavo y Blas es testimonial. Las canciones, muy malas. Fue un placer reencontrarme con Bob. Quizá el guion sea poco consistente.

Y ya he acabado.

Pues sí. Ya he acabado. No tengo ninguna reflexión que hacer. Ya es un coñazo un solo día de Navidad para que todos los días lo fuesen. Estoy de acuerdo con el mensaje. Si la semana fallera pasase a ser el semestre fallero, incluso se haría un poco larga.

De lo único que no se debe cansar uno es de ganar. O eso dicen. A mí, los cinco Tours me supieron a nada. Y el Maccabi de Tel-Aviv sigue jugando la liga israelí.

Con la compra nos han regalado un deuvede de los Tele Tubbies. Sólo he visto tres segundos y prometen. No me producirá nostalgia generacional, así que los veré con otros ojos. Iba de una oveja que estaba triste. Estoy intrigado.

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