El otro día Sett, en su sección revival, dedicó una entrada a Willy Fog. Cada vez que escucho ese nombre, me ruborizo e intento pensar en otra cosa.
Tuvimos en el taller donde trabajo dos mil cuarenta milímetros de administrativo que celebra su santo el treinta y uno de julio y que ya hace tiempo nos abandonó para irse a trabajar con su suegro y dedicarse al negocio funerario. Hice mucha amistad con él y la sigo manteniendo. Cada vez que el Atleti hace alguna de las suyas me llama y yo nunca me olvido de él cuando el Valencia llora por los rincones. Eran bonitos aquellos lunes en que el Atleti ganaba y el Valencia perdía, cuando me plantaba en su cubículo haciendo el arquero como Kiko. Eran mucho peores los lunes a la inversa, cuando él hacía el perrito como Leandro. Fueron buenos años, cuando un Valencia Atlético de Madrid era muchísimo más intenso y sufrido que un Mandril Atleti. Buenos años, sí.
Era otoño de no recuerdo qué año (probablemente el dos mil). Se acercaba el cumpleaños de Ana y pensé llevarla a cenar a algún sitio. Como N. (llamémosle así) se pasaba la vida con su entonces novia de restaurante en restaurante le pedí me recomendase uno. Sin dudarlo me sugirió el Willy Fog, un restaurante muy apañado relacionado con la Escuela de Hostelería donde servían menús de distintos países, un sitio agradable y tal y cual. Llevaba N. la tarjeta encima y llamé para reservar. –Buenos días, ¿es el Willy Fog? Mire, querría mesa para el próximo viernes a las nueve. A nombre del Zepporro. Bien. A usted.
Llegó el día, pasé a recoger a Ana donde trabajaba entonces y, en vez de coger el camino a casa, nos fuimos para el centro. El restaurante se encontraba en la calle Corregería, una de las más bonitas de Valencia. Cuando Ana vio que nos desviábamos, me preguntó dónde íbamos. Le respondí que le tenía una sorpresa preparada, que en el Teatro Principal actuaban Chico Buarque y Caetano Veloso y que, como regalo de cumpleaños, la llevaba a la misma. Ana torció el gesto y me preguntó que quién cumplía los años, si ella o si yo. Cuando ya estaba enfadada le dije que no, que nos íbamos de cena. Le gustó más esta opción. Bastante más.
Aparcamos en la plaza de la Reina (¿cuándo me va dar Rita una subvención, con toda la promoción que hago de Valencia?) y nos fuimos hacia el restaurante. Y al llegar vi que, como no podía ser de otra manera, no se llamaba Willy Fog. Se llamaba Phileas Fogg. Cogí el teléfono, llamé a N., le hice una descripción de las setenta muertes más horribles y le desee las setenta, una a una. Le dije a voz en grito (me pasé. Me pasé mucho) que si a él le importaba tres cojones su cultura, a mí no, que yo sabía quién era Julio Verne, que yo me había leído “La vuelta al mundo…”, que yo sabía quién era Phileas Fogg. Le hice un repaso a su parentela pasada, presente y futura y le colgué. Acto seguido le dije a Ana –venga, vámonos. -¿Cómo que vámonos? –No pretenderás que entre ahí. Se van a morir de risa cuando les diga mi nombre. –Pero, ¿tú eres tonto? Estuvimos un buen rato en la puerta discutiendo hasta que, por fin, entramos.
Y no pasó nada.
Nadie se rio de mí.
Y cenamos muy bien.
Y llamé a N. para disculparme. Se tiró una semana tomándome el pelo.
Y fin.
07 octubre 2007
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8 comentarios:
Vaya,jeje,una entretenida y simpática anécdota.
La verdad es que sí,hay mucha gente que seguro que piensa que el personaje principal de la novela de Julio Verne se llama Willy,como en los dibujos.
Lo que poquita gente se ha dado cuenta,es que en la novela,el apellido es Fogg y en los dibujos es Fog.
De todos modos,me alegro que un post mio haya valido para sacar de esa estanteria de tu memoria esa anecdota y poderla compartir.
Chauus!!
jua jua jua jua. Yo no hubiera entrado. Me recuerda a una anecdota de unos que estaban trabajando en la feria del libro y les llegó un señor preguntandoles si tenian "literatuski ruski"
Eso te enseñara que siempre hay que consultar la guia de telefonos, o cualquier otra antes de fiarte de los nombres que te dan.
Un beso
jajajajajajajajajaja me estoy riendo a carcajada viva!
Yo sí hubiera entrado, pero también habría maquinado una dulce venganza para mi amigo, je, je...
Coincido plenamente. Hay un montón de gente que piensa que el personaje de Julio Verne se llama Willy Fog. Un drama...
Jajajajajajaja!!! Qué bueno!!!
Muy gracioso. Eso te pasa por leer. ¡Más tele y menos libros!
jajaja, que cosas te pasan, tío. Ah, he estado en la Plaza de la Reina de Valencia ;) Quizá te ví ;)
un abrazo.
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