Una de las carreras con más tradición y ambiente que se disputan en la provincia de Valencia es el Gran Fondo de Siete Aguas. Esta carrera siempre se celebra sobre el tercer fin de semana de agosto y junta tres mil atletas. Nunca la había corrido y, la verdad, tenía ganas. Picado por los Climaterios me animé y el sábado de marras me acerqué desde Villaescusa. Cuando le dije a Ana que me iba a doscientos kilómetros a correr una carrera de quince me preguntó si estaba en mis cabales. Le respondí que seguramente no, pero que no importaba que me acompañase. Me mandó a esparragar, lie el petate y para Siete Aguas.
Siete Aguas es una población pequeña, de unos mil cuatrocientos habitantes que, una vez al año, se ve completamente desbordada. De eso me empecé a dar cuenta cuando llegué y conseguí aparcar en el noveno pino después de haber evitado meterme dentro del pueblo. Tardé en conseguir mi dorsal un buen rato por la aglomeración. Me entretuve escuchando al que animaba por megafonía, definiendo Siete Aguas como “el Pirineo valenciano” y a esta carrera como “la más dura del mundo”. Más dura será cualquier carrera que organicen en La Paz, o la subida al Angliru, o el maratón de las Arenas, pensaba. De todas formas, calentando, llegué hasta el segundo kilómetro y las rampas que había del uno al dos ya comenzaron a avisarme que aquello iba en serio. Muy en serio.
Por lo que tiene verdaderamente fama esta carrera es por su ambiente. Los mil cuatrocientos habitantes, sentados en mil cuatrocientas sillas, se sitúan por todo el circuito a su paso por el pueblo animando un montón. Para ellos es un día muy especial y te lo contagian. Te sientes importante. Te sientes un personaje.
La salida fue calamitosa. Con todos los que éramos y con la estrechez y el giro de noventa grados nada más salir, yo tardé un minuto en cruzar la línea de salida y un kilómetro en comenzar a correr con tranquilidad. No tenía previsto hacer tiempo, así que no me alteré demasiado. Había ido a disfrutar y a vivir aquello.
La carrera es tremenda. No sólo por el calor y la humedad. El circuito es para morirse. No recuerdo haber subido tantas cuestas ni con esa pendiente. Lo que va del doce al trece y medio se subía más deprisa a gatas. Las bajadas, con la pendiente que tenían, había que bajarlas reteniendo, pues se clavaban en los muslos de mala manera.
Yo no corrí mal. Salí con calma y fui de atrás para delante. En el seis escuché un ¡Carlos! y aunque se me hace raro que alguien me llame por mi nombre, giré la cabeza y allí estaba Nacho, uno de los históricos de los tiempos del Politécnico, con quien estuve en Zaragoza en los campeonatos de España universitarios y en París en el CRIC. Fuimos juntos, al principio charlando, luego resoplando. Yo tiraba en las subidas y él en las bajadas. En el once cazamos a uno de los Climaterios, Gustavo Máquina, y ya los tres hasta meta. Llegué fundido pero contento. Estaba vivo.
Ya en meta, le comentaba a Gustavo -la verdad es que tendríamos que hacérnoslo mirar. Nos juntamos aquí tres mil. Viene gente de todas partes. He visto camisetas de clubes de Teruel, Albacete, Cuenca, Alicante y Castellón. Hay mucho ambiente, sí, pero la organización es de aquella manera, la salida un desastre, el circuito una hijoputada. Luego está el calor y la humedad. Para colmo nos han dado una botella de agua, una camiseta que no vale ni para trapos y sandía. Más rácanos, imposible. Desde luego, cuanto más fuerte nos pegan, más rápido volvemos.
A lo que Gustavo respondió –y porque no había que pagar. Si hubiese que pagar por inscribirse seríamos cuatro mil.
La vuelta fue un desastre. Tardé una hora en salir. Luego me dolía todo. Probablemente vuelva el año que viene.
13 septiembre 2007
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12 comentarios:
Estabas contento. Estabas vivo. Eso es lo principal. Jeje!
Me gustaría participar algún año. Suena muy bien.
un abrazo
Estoy agotado, me voy a tomar un café con porras.
no deja de ser curioso el tema del masoquismo-deportivo, sobre todo en deportes al aire libre.Hay gente que no entiende que se hagan un monton de km corriendo o en bici, sufriendo, y que luego estes tan contento..y lo veo normal que no se entienda.
Por cierto, cuando corras la Carrera del Corte Ingles, que pasa cerca de mi casa, te filmo en video, es que no me pagan dietas..:D
Cuánto echo de menos las porras, cabronazo.
Lo de los deportes aeróbicos y el placer que producen no se puede explicar. O lo sientes o no lo entiendes. Y, Cucumber, la maratón pasa por Blasco Ibáñez desde la estación del Cabañal hasta Ramón Llull, cerca de tu casa. Ese día te espero.
bajaremos con la camara, el tripode y yo llevare una pancarta que ponga RUN ZAR RUN
Mejor run, Zar, run que no como este verano, con todo el follón de la Copa América, corriendo por el Puerto, cuando cuatro neocelandeses con sus banderas comenzaron a jalearme run, Forrest, run.
Por favor estoy cansada solo de leerlo me voy a sentar un poco. Esto no tiene nada que ver, he oido una palabra nueva de nuestro vocabulario particular.
Antejuelas por lentejuelas.
A ver quien lo mejora.
Eso de los neozelandeses si que es épico y bonito.... jeje!
peor es un cuñado que tengo yo que le llamaban sus alumnos Teniente Dan...
Me están entrando ganas de sufrir un rato.
Somos masoquistas todos los deportistas.
Hace tiempo me he propuesto correr algún día la Vig -bay. como no soy de correr a pie empece haciendo 6 minutos y en un par de semanas ya voy en 30. Seguiré subiendo cada semana 4 o 5 minutos hasta llegar a las 2 horas para marzo, si las lesiones, el tiempo y las ganas me lo permiten.
ESO SI, LLANO, SOLO LLANO
¡Ánimo, Toupeiro! Esto de correr no tiene ningún misterio. No hay más que ser constante y paciente. El resto viene solo.
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