Bueno, pues ya está. Hoy comienzan las regatas de la Louis Vuitton. Valencia en los tres próximos meses va a ser el lugar en el mundo con más ultra supra multimillonarios por metro cuadrado, y no por mí, precisamente. Montecarlo presidido por el Miguelete.
La Copa América es una de esas cosas que uno está tirado en el sofá viendo los deportes en el Telediario y te enteras que, después de mil años, los estadounidenses han perdido y mandan los australianos. Al cabo del tiempo donde dije australianos quise decir neozelandeses. Y luego ganan los suizos y todo el mundo cogiendo un atlas incrédulo –pero, ¿dónde está el mar en Suiza? Vamos, una de esas competiciones, como la fórmula uno, que sabes que existen pero que te la bufa la gamba. Úlcera, lo que se dice úlcera, no nos va a producir. Ni el menor de los ardores.
Pero hete aquí que se vienen a Valencia y se instalan por una temporada. Y, oye, pues uno les toma cariño. Aparte que, por ellos, el puerto ha quedado precioso, aunque no se hayan hecho ni la mitad de las obras que se anunciaron cuando la proclamación como ciudad sede. Todos los días los veo con sus bicicletas arriba y abajo, mis críos comparten con los suyos uno de los lugares más aburridos del mundo: los parques infantiles y corro bastante por el puerto y paso delante de sus bases y los veo trajinando, y veo las fiestecillas que se montan y los cochazos que se gastan y los yatecitos de cinco mil metros de eslora que amarran y uno se acostumbra a todo esto, y los conoce y los distingue.
Y ellos también parecen encontrarse a gusto. Ya escribí hace tiempo que, por lo visto, de las mil mujeres que se habían instalado en Valencia con motivo de la Copa América, ochocientas de ellas o estaban embarazadas o habían dado a luz en la terreta. Buen tiempo, buena comida, ambiente por la noche, fútbol de primera todas las semanas. En Valencia se vive bien. Y, con dinero, ni te cuento.
Por eso, y a pesar de que considero esta competición como el capricho de unos cuantos tíos forrados de pasta jugando a hacer carreritas de barcos mientras ellos están de farra haciendo sus negocietes, me encantaría que se quedaran algún tiempo más. Dan mucha vidilla y si, por lo visto, encima sitúan a Valencia en el mapa y ayudan a que la ciudad mejore, pues mejor que mejor.
Otra cosa es el tema deportivo. Ya he dicho que nunca me ha importado lo más mínimo, pero ahora que los conozco a todos no puedo evitar el tomar partido. Si pensase con la cabeza iría con los suizos, que tienen muchas posibilidades de repetir y que, si ganan, es bastante probable que Valencia vuelva a ser ciudad sede. Si pensase con el corazón y con la cabeza iría con los españoles, que son compatriotas y también, probablemente, si ganasen (bastante más jodido) harían que Valencia repitiese. Pero como no sé con qué pienso, yo voy con los sudafricanos del Shosholoza, que no van a ganar ni hartos de vino. Y voy con ellos porque estuvimos haciendo una chapuza en su base (la estructura soporte del ascensor, que calculé yo, por cierto. No se ha caído. Por ahora) y los vi machacarse entrenando a las siete de la mañana en el gimnasio y los vi trabajar y practiqué con ellos mi inglés atarzanizado y me cayeron muy bien. Vaya planta se gastan. Yo se lo decía a las primas de Ana. Olvidaos de los Beckham y compañía. Buscaos un copamérico. Dos metros de tío, que hacen los cien metros en once segundos, deportistas las veinticuatro horas del día, muy apañados, muy familiares y que, el que menos junta, gana millón y medio al mes de las muy añoradas pesetas (algunas madres que conozco están ansiosas por bajar a sus hijos al colegio o a la guardería para verlos pasar en sus bicicletas). No me han hecho mucho caso. Tampoco les faltan tías a estos.
Shosholoza, Shosholoza, oé, oé, oé.
16 abril 2007
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5 comentarios:
Lo malo del tema es que no tardarán en aparecer expertos en regatas de esos "de toda la vida" con sesudos análisis de por qué el barco español no se va a comer nada (los árbitros, un fuera de juego que no era, el seleccionador que es un inútil...). Al tiempo.
A mí me caen bien los holandeses desde que estuve por allí el año pasado, si tienen barco voy con ellos. Si no, me uno a ti apoyando a los shosholokos.
Pues yo, que iría con España si me importara, ahora para no ser menos voy con Sudáfrica también. ¡A por elloooooos!
Álex, dejaría esto de ser España si no tuviésemos expertos en criticarlo absolutamente todo. Y si no tuviésemos algo o alguien a quien echar la culpa.
Holandeses no tenemos (bueno, haber sí que habrá, pues hay gente de todas partes) pero barcos tenemos italinos, alemanes, franceses, suecos, yanquis, chinos, neozelandeses, españoles, suizos y los nuestros. Go, Shosholoza.
¿Y el Rey no participa?
Yo también me lo pregunto y no puedo explicarme que ni él ni ningún miembro de la familia real lo hagan. Si son los mejores, si siempre ganan. Teniendo al Michael Jordan de la vela, hay que ser tonto para no aprovecharlo.
Hablando del rey, voy a colgar una entrada que tengo preparada.
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