04 septiembre 2006

Gaseosa de papelillo

"Los hombres vulgares -decía Ortega- están siempre satisfechos de sí mismos. Dan por buenos sus gustos, preferencias y opiniones sin reflexionar demasiado. No se exigen nada, no se remiten a instancias superiores, se conforman con lo que buenamente encuentran en su cabeza y están encantados de ser como son.

Por el contrario, los hombres excelentes viven exigiéndose. No le encuentran sabor a la vida si no la ponen al servicio de una empresa superior o transcendente. Estos hombres desestiman lo que no les cuesta esfuerzo y sólo aceptan como digno de ellos lo que aún está por encima y les reclama un estirón para alcanzarlo. Ésta es la vida como disciplina: la vida noble"

Extraído de "Crónicas del Ángel Gris", de Alejandro Dolina.

Tenía diez folios de reflexiones, pero sin ninguna conclusión. Me caen mejor los vulgares. Seguramente serán más felices.

Lo malo es no ser ni vulgar puro ni excelente puro. Y en esa indefinición viene nuestro drama (aquí me apunto).

Mi amigo el Senséi un día me contaba que tiene unos vecinos los cuales a su hija le han puesto de nombre Dakota. Lo habían leído en una novela del oeste y les había gustado. El Senséi me miró fijamente a los ojos y sentenció: si es que hay gente que es mejor que no lea.

Pues eso.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Y fíjate que lo habían leido, en plural, o sea que o lee la pareja junta, lo que es abominable, o leen consecutivamente los mismos libros, lo que viene a ser peor.

Y el pobre niño, tan inocente y tan Dakota.

Zar Polosco dijo...

Esperaba sesudas reflexiones sobre los hombres vulgares y los hombres excelentes, pero veo Torrija que seguimos prefiriendo lo anecdótico. Siempre la forma antes que el fondo. Siempre antes la fonética que la semántica. Cómo no te voy a querer.

Y el pobre niño, tan inocente y tan indefinido, que nunca sabrá si es del norte o del sur.

SisterBoy dijo...

Yo prohibiria a los padres poner nombre a los niños. Deberian llamarse obligatoriamente por un cógido alfa numérico hasta que alcanzaran la mayoria de edad y entonces se podrían poner el nombre que quieran por absurdo que sea

Es una medida un poco extrema pero siempres será mejor que dejar que unos padres llamen a su hija Chaxiraxi

Zar Polosco dijo...

Pero ¿es que nadie va a hacer un comentario sobre los hombres vulgares y los hombres excelentes? Y yo que pensaba que todos mis lectores eran sesudos y profundos.

SisterBoy dijo...

Es que a mí esas distinciones me parecen una vulgaridad :)

3'14 dijo...

Yo cada día me exijo ser vulgar. Joder, suena pedante, pero no quiero rozar lo trascendente, que luego tomo conciencia de lo ignorante que soy.

¿Vale con leer solamente los botes de champú mientras se hace tiempo en el WC par ampliar nuevos horizontes de conocimiento? Pues así llegué a la conclusión de que mi padre debía ser un hombre muy inteligente, pues mi abuela siempre me decía: Niña! te vas a quedar calva de tanto pensar!. Y es que descubrí que mi padre usaba una loción anticaída de cabello.