30 agosto 2006
Héctor Quiroga
Hoy he visto imágenes del Mundial 82 de baloncesto en Cali, cuando llegamos a semifinales, cuando le ganamos a Estados Unidos por primera vez. Era la época de la Yugoslavia de Slavnic, Cosic, Kikanovic, Delibasic, Dalipagic; la URSS de Myshkin, Eremin, Tarakanov, Tachenko; la Italia de Meneghin, Riva, Vilalta y la España de Corbalán, Epi, Sibilio, Martín, Romay, Margall, Jiménez, Iturriaga; jugadores todos ellos buenos, muy buenos, legendarios. El caso es que, viendo las imágenes, no creo que ninguno de ellos pudiese jugar hoy en día a primer nivel. Parecían partidos a camara lenta jugados por tirillas muy torpones. A la velocidad en que el Chicho Sibilio armaba el brazo, hoy le robarían el balón tres veces. Y Epi, tan ortodoxo, tan académico, tan de manual, sería desbordado por todos. Y aquellos contraataques vertiginosos Corbalán-López Iturriaga hoy parecerían de chiste. Y me ha jodido ver estas imágenes. Aquellos partidos, aquellos jugadores, aquellos campeonatos son para mí míticos y es como si estuviesen haciendo mofa de aquellos años. Ójala aplastemos a Argentina y luego ganemos la final y seamos campeones. Desde luego que disfrutaré como un enano y me alegraré sobremanera. Pero no será nada parecido a aquel Europeo del 83 en Nantes, a aquella semifinal contra la URSS cuando, a falta de ocho segundos y ganando de uno, Epi se levanto a cuatro metros y clavó un tiro en suspensión que me dejó hincado de rodillas frente al televisor llorando a lágrima viva. Luego Italia, como siempre, nos ganó en la final. Pero esa es ya otra historia.
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2 comentarios:
Aquel equipo después quedo segundo en las Olimpiadas de Los Angeles, fue una gran época. Pero estos les superaran.
Aquel equipo fue segundo en los Ángeles sin la URSS de un Sabonis joven pero ya enorme. Fue cuarto también en Moscú 80 y, desde los Ángeles, cuesta abajo con un Díaz Miguel cada vez más desquiciado. Este equipo es mucho mejor. Nos esperan cinco o seis años muy divertidos.
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