Tristeza nao tem fim. Felicidade sim

Te hubiese encantado, Gorras. Concierto para nostálgicos. Allí Susana, Luci y yo no éramos de los más jóvenes, pero tampoco andábamos muy lejos. Y Toquinho se portó. Hizo constantes referencias a Vinicius, Jobim y la Fusa, tocó muchas canciones de los mismos así como de Chico Buarque, Joao Gilberto, Jorge Ben, Badem Powell e, incluso, de Serrat. Canté en mi perfecto portugués de Sao Paulo todas las canciones que tocaron. Abrió el concierto con "Tarde en Itapoa". No llevaba shortes de baño, pero sentimos toda la tierra rodar.

Sobre el escenario bajo, batería, una cantante, una pianista y Toquinho con su violao. La cantante estaba como el Orient Express y el Transiberiano. La pianista estaba machucha y neumática, por no decir oronda, y tenía cierto aire a Nana Mouskuri. Yo me enamoré de la pianista. Enamorarse de la cantante no tenía ningún mérito y, a mí, este tipo de retos me encantan.

Y Toquinho está inmenso. Ayer cumplió sesenta años. Le cantamos el cumpleaños feliz. Y me gustó porque tiene arrugas, canas y entradas. Da gusto ver a un artista de sesenta años que no quiere aparentar tener veinte. Y qué humanidad. Recordaba a Vinicius. No tenía el menor afán de protagonismo. Y como toca la guitarra. Es impresionante.

Terminó el concierto, como era previsible, con "Acuarela". Pero el primer bis fue "A felicidade". A mí se me caían las lágrimas como puños. A éste también le voy a proponer que se venga a vivir a mi casa, con su guitarra, claro. Y que se traiga a María Creuza. Joder, vuelvo a estar arruinado musicalmente. De nuevo voy a estar un año incapaz de escuchar otra cosa que no sean mis brasileritos. Que maravilha.