Cinismo, nihilismo, sarcasmo y orgasmo

O, lo que es lo mismo, este verano los miércoles por la noche no estoy para nadie. Han programado en la 2 un ciclo de Woody Allen. Comenzaron anoche emitiendo "Desmontando a Harry" y, la verdad, me gustó mucho más ayer que cuando la vi en el cine. Pero muchísimo más. Este hombre nunca deja de sorprenderme.

Porque Woody Allen es una de mis devociones. De hecho sólo voy al cine una vez al año y es a ver su película anual. Y desde "Zelig", año ochenta y tres u ochenta y cuatro, he visto todas de estreno. Lo mío más que admiración es fanatismo. O fetichismo.

El ciclo, por lo que he leído, se va a centrar en sus últimas películas. Da igual. Cualquiera.

Qué bueno cuando dice que la frase más hermosa no es "te amo" sino "es benigno".

Y hablando de todo un poco, hoy es el chupinazo en Pamplona. Lo va a tirar un puto etarra, perdón, un hombre de paz, concejal del consistorio. Y como gran aportación histórica no va a decir viva San Fermín, porque es agnóstico. No ha dicho nada de prohibir nueve días de fiesta en Pamplona en honor del susodicho y me sorprende. Todo sea que el tal Fermín tenga una vertiente católico fascista vilmente reprobable pero, en una relectura histórica, fuese un valeroso gudari defensor de la causa. Porque estos hombres de paz, a la hora de decir memeces, son únicos. Y el problema es que se creen sus memeces. Y el drama es el número de corifeos que les aplauden las memeces. Y el cargo que ocupan.