29 junio 2006

Tensión capilar

Acabado el Mundial (por mí como si lo suspenden) vuelvo a la lucha para sacar temas. A la espera que el Atleti comience la pretemporada tendré que estar pendiente de la actualidad, hacer esfuerzos memorísticos o plasmar mi apasionante día a día para referencia de las generaciones presentes y venideras.

Como ejemplo de las entradas que se avecinan en un futuro próximo paso a relataros el gran acontecimiento que ha ocurrido hoy en mi vida, algo realmente inolvidable: me he cortado el pelo.

Llevo once años cortándome el pelo con mi amigo Manolo en Silla. Cuando empecé a ir estaba de aprendiz de su padre y era un juerguista bakalaero que siempre me cortaba el pelo entre bostezos. Ahora regenta el negocio familiar, espera a su segunda hija y diserta con propiedad y conocimiento sobre la venida del Papa a Valencia: pros, contras y repercusiones tangenciales. Cada dos meses voy a ver a Manolo. Entro con cabeza y salgo con mi cabecita mocha. Siempre me mete máquina al tres por los parietales y el cogote y el resto a tijera. Porque, y al menos por ahora, tengo pelo que cortar. Se observan, sin embargo, en mis últimas visitas ciertas tendencias que quiero comentar:

Los mechones que caen siguen teniendo una componente cromática básicamente negra con una tendencia canosa que crece en proporción alarmantemente geométrica.

El frescor que siento en mi coronilla cuando me hurgan por esa zona también está creciendo en proporción dramáticamente geométrica.

Cuando termina y me pongo las gafas y contemplo el resultado constato con orgullo que mi belleza otoñal es superlativa y (suspiro) secreta, dado que de la cual sólo yo me percato.

Y para mañana os aviso que preparo una entrada trascendente y vertiginosa: mi vida dental.

1 comentario:

Zuriñe dijo...

Uhm... sarro, placa, halitosis... suena interesante :)