Pensaba hacer una relación de todos los disgustos mundialeros, que han sido más que satisfacciones, desde que tengo uso de razón, pero no me apetece.
Hay que ser tonto, pero tonto tonto, para cogerse este berrinche. Y, la verdad, Francia nos ganó tranquilamente. El Barthez ni se duchó después. Ellos hicieron su partido. Nosotros no hicimos ninguno. Me quedo con la duda de qué hubiese pasado con Reyes en el campo, pero no creo que hubiese cambiado mucho.
Dentro de cuatro años tendré cuarenta y cuatro y seré igual de gilipollas y me llevaré el mismo sofoco. De nada servirá el entrenamiento de los habituales disgustos colchoneros, sin menoscabar el cabreo que nos espera dentro de dos años en el Europeo.
Desde luego que esta vida futbolera es un Vía Crucis y un valle de lágrimas y la madre que lo parió, joder. Queda muy bonito decir que éste es un mundo de pasiones y que es mejor sentir miserias que dedicarse únicamente a juzgarlo todo apartado y por encima, pero estoy hasta los huevos del puto fútbol. Sólo deseo que el Atleti se arruine y desaparezca y España reviente y borrarme del fútbol y que le den por culo a todos.
¿Cuándo empieza el Mundial de baloncesto? Porque éste sí que sí. ¿Y Valverde en el Tour?
28 junio 2006
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