25 abril 2006

La maldición del uno veinticinco

Llevo cuatro medias seguidas (Ribarroja no cuenta) en uno veinticinco: Marathonina, Paiporta-Picanya, Sagunto y Canals. Y parezco Bubka, aunque en vez de ir de centímetro en centímetro, voy casi de segundo en segundo: cuarenta y siete, treinta y uno, treinta, veintisiete. Pero yo, con cada segundo, no cobro un millón de dolares. Otra sutil diferencia. Y eso que el sábado fue un día propicio para reventar mi record: buen circuito, toda la carrera lloviendo, sin frío ni viento ni excesivo calor, picado con un chaval desde el diez que al final me ganó por un metro...No sé, parece una maldición.

Así que he puesto en marcha el plan para bajar de uno veinticino antes de verano. Será el cuatro de junio, en Valencia. Confío en que no haga demasiado calor. Tengo seis semanas. No hay como definir un objetivo para que los estímulos se disparen. Trescientos kilómetros me quedan. Bueno, doscientos ochenta y cuatro.

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