Una de las quinientas maratones que tenemos pendientes para llevar a cabo cuando tengamos cuatro días es la de Barrio Sésamo. Después de haber visto unas siete mil veces en las últimas dos semanas, en compañía de mi hijo, "Barrio Sésamo te cuenta la Cenicienta", hay dos cosas que me siguen pareciendo fascinantes: la primera es la expresividad que tiene Blas únicamente moviendo su ceja; la segunda es como se mueve Coco, especialmente cuando sale corriendo y se le queda la cabeza atrás, con la boca abierta.
Por cierto, ante la posibilidad de ser los elegidos por la Princesa, Epi y Blas se plantean su separación y se abrazan muy tiernamente. Pero sacrifican su amistad y su relación por casarse con la Princesa, lo cual desmiente el rumor que siempre les ha acompañado. Al no ser los elegidos, superan su dolor yendo al zoo y comiéndose un helado. Que gran lección para los José Alfredo, Discépolo y compañía. Si el amor de tu vida te rechaza, te veja y te humilla, nada de escribir canciones desgarradas y beberte setenta metros cúbicos de tequila. Con un helado, todo se supera. Es así de fácil.
Postdata 1. 5-0. Ahora, a por los putos vikingos.
Postdata 2. Cuando Etoo se retire, es firme candidato a entrar en el Gran Hermano o en cualquier programa de esos de cantar, bailar, cocinar o hacer macramé. Lo que sea con tal de ser el centro de la noticia y que se hable de él.
27 febrero 2006
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