Guateques

Un pariente mío, funcionario en el ministerio ahora conocido como de Fomento durante muchos años hasta su jubilación, allá por los ochenta pegó un gran salto en su nivel de vida, y como era y es un rato ostentóreo que diría mi fallecido presidente y tal y tal, pues, bueno, llamó bastante la atención. A la pregunta de cómo él respondía con aquello de negocios. Con el tiempo supimos. Y tiene su guasa.

Dos funcionarios del ministerio forman una sociedad. Se va a licitar una obra pública y se va a proceder con la expropiaciones. Uno de los funcionarios socios, perito tasador, realiza una tasación a la baja de la parcela a expropiar. El otro socio funcionario, mi pariente, se dirige al que va a ser expropiado, le pregunta, se indigna, le comunica que tiene contactos que pueden conseguir que se mejore la tasación, le informa que ese esfuerzo tiene un precio y le pide un porcentaje (un diez, creo) del incremento en el valor de tasación. Rápidamente se aumenta la cantidad ofrecida y todos contentos. Y mi pariente se jubiló sin que lo pillasen y se llevó una pasta gansa del dinero se supone de todos los españoles, pese a que Carmen Calvo dijese aquello de que el dinero del Estado no era de nadie. Lástima no hubiese una Operación Guateque u Operación Cuerno Quemado que le hubiese dejado el esfínter anal como el albero de las Ventas. Qué lástima, tú.