El otro día me dio por pensar que la frase bíblica que afirma “de qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma” podría ser expresada como “de qué te sirve ganar el mundo si cuando te hagas unos análisis te va a salir alto el colesterol, los triglicéridos y el ácido úrico y te van a poner a régimen y te van a hacer un desgraciado”.
No tengo ninguna simpatía por el gremio de los médicos. Me parecen los más corruptos, absolutamente comprados por los laboratorios farmacéuticos y, encima, con poses de vocacionales y de que están prestando un gran servicio a la humanidad y que si sacrifican el no asistir a la boda de un amigo de la infancia porque coincide con la presentación de un nuevo producto que se lleva a cabo en la isla de Madeira, presentación que va a durar una semana, es porque consideran que es su deber profesional estar al día. El deber profesional incluía llevarse a los niños y el bañador. Y no sigo que me enciendo.
Le tengo tanta inquina a esta chusma que empiezo a sospechar que, cuando te haces análisis de sangre o de orina, la mayoría de los conceptos que son analizados son inventados. No existen. Y de lo que estoy convencido es que los valores que fijan como umbrales de lo saludable son ridículos con lo que, a la mínima, zas, asterisco. Y te acojonan. Y entras en la espiral. Doctor, estoy malito. Tengo un asterisco en la creatifoide eosifólica. Eso es muy grave. Vamos a repetir los análisis. Pero antes te vas a tomar estas grageas del laboratorio Jonasito. Fundamental que sean éstas de este laboratorio pues son los que me están pagando la pista de tenis y si tienes la nefasta idea de comprar un medicamento genérico, aunque la composición sea exactamente la misma y sea mucho más barato, no me pagarán la red y sobre tu conciencia recaerá que mis hijos no mejoren su passing shot. Y luego vuelves por aquí con los resultados, que ya veré la forma de enredarte para que pases una temporada de consulta en consulta y reforzando tus lazos amistosos con tu farmacéutico. Gracias, doctor, pero ¿es grave? Lo hemos detectado a tiempo. Tu ombligo no corre peligro. Podrás seguir almacenando pelusillas en él como hasta ahora.
Mañana tenemos el reconocimiento anual de la empresa. Hipócrates ya está afilando el lápiz y en sus ojos, como en los del tío Gilito, sólo se ve el símbolo del dólar.
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11 comentarios:
Tengo algo para ti Aquí
Yo sí me fio de los médicos. Habrá inútiles como los hay en todas las profesiones.
un abrazo
Supongo que lo de la edad influirá, pero no sabes lo tranquilo que me quedé hace unos meses cuando pasé el reconocimiento médico tras una noche un tanto larga y me salió todo perfecto. Ni alcohol en sangre me detectaron y doy fe de que aún quedaba.
El reconocimiento médico anual de la empresa es peor que un examen de oposiciones, es la fecha clave del año, todo el mundo anda nervioso, alterado, subiéndose por las paredes, hasta el día de los resultados, a partir de ahí, todo vuelve a la normalidad, el que tiene colesterol sigue con su chorizo y sus huevos fritos y el que tiene hipertensión disfrutando del jamón serrano...
Los medicos....fff,mas nos vale fiarnos de ellos.Si no que nos queda,Zar?
¿Que hacemos si el coche no arranca y no damos con la solucion?
Habra que fiarse del mecanico.
Un abrazo
Gracias, Toupeiro. No sé si tomármelo como un cumplido.
No digo que no haya que fiarse de los médicos (aunque en el tema de la medicina deportiva para no profesionales hay que huir de ellos como de la peste y refugiarse en los fisioterapeutas. A ellos no los sacas del reposo y los antiinflamatorios). Sólo comento que esa relación entre laboratorios farmacéuticos y profesionales de la medicina es reprobable éticamente. Muy reprobable. Es inmoral. Y denunciable. Y ellos lo ven como algo normal. Es lo que hay. Y no.
Y cuando me rompí el brazo me alegré que me operase un traumatólogo y no el jefe de bomberos.
Si queréis sacamos el tema de los dentistas y los créditos que hay que pedir cuando algo no funciona en nuestra boca.
Puestos a escoger, en caso de que te tengan que practicar un tacto rectal, también mejor que lo haga un especialista al jefe de personal.
El tacto rectal, aparte de doloroso, no es buen ejemplo. Ni especialistas, ni jefes de personal ni nadie. No al tacto rectal. Fuera. Caca. No.
Pues ya te va tocando (perdón por el juego de palabras) lo del tacto rectal... y a otro que yo me sé también.
Aún nos queda hasta los cuarenta y cinco. No mucho, pero algo.
He pasado buenos ratos en este Blog, me gustan tus visitas y tus comentarios. Tómátelo como lo que es.
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