01 agosto 2007
Jamás podré calmar mi ardiente frenesí
Nunca olvidaría Nomenoto Elísqueon el día que descubrió la llegada implacable del equinoccio. -Paralelas a mí –exclamaba –paralelas a mí. –Con rigor, con rigor –respondía el eco. Nomenoto sepultado en planchas y fragmentos quería ser, quería llegar y el rumor inconsolable de pequeños párpados púrpura de mirar apaisado reclinaban su odio en absurdas tardes de calor y arco iris. Lejos estaba Nomenoto de olvidar que habría de ser aquel el día de su primer llanto de hojalata, espuma en ristre, fiel y contento como la esquela, apuntando en libretas de mar y mantas todo el escondrijo de bronce, pequeño bronce, nombres que se cincelan solos; Nomenoto, detente, que habrás de partir y serás parcial y permeable, sutil, inútil, cariacontecido. ¡Elísqueon se mueve! ¡Elísqueon se mueve! ¡No es la primera vez!
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10 comentarios:
Pues a mí me gusta.
A mí también.
Es la técnica, a mi me ha gustado eso, la técnica...
A mí también me gusta. Quizás por la constante inhalación de efluvios de trementina pero me gusta.
Nomenoto siempre tañe con dulzura mis cuerdas más horrísonas.
Muy bonito y poetico, para no decir nada, que era su finalidad, no decir nada, pero que quede bien.
Que digo técnica!! Ahí sólo hay frenesí, eso me ha gustado el vocablo
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No entiendo nada de lo que hay escrito en esta entrada. ¿Es poesía medieval?
Medieval de ayer mismo.
Gracias, Llumeneta. Me has hecho quedar muy bien.
Winsor and Newton, la trementina, como la polonesa, ya no puede caminar.
Estas hecho un artista!!
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