Gloria Bistrita

Un fin de semana como este pasado hay que comentarlo, hombre. Hablo de deportes, por supuesto. Lo de Polanco o lo de “El jueves” no tiene ni la entidad ni la trascendencia para dedicarle unas líneas.

El sábado por la tarde prometía. Sentado en el sofá, con el mando a distancia en mi mano derecha, me dispuse a alternar el partido del Atleti con la crono del Tour. Pensaba disfrutar. No se me pasó por la mente que algo pudiese salir mal. Poco más y le pego fuego al televisor. Ver al Atlético de Madrid jugando esa competición, en ese campo, contra ese equipo, con esa camiseta y perdiendo dos cero en el descanso producía únicamente sonrojo. Ya ni rabia. Ya ni indignación. Ya ni impotencia. Por otra parte, a Valverde le estaba cayendo la intemerata. No sé si seré inoportuno o me la tendré que envainar, pero igual a Valverde las pruebas de tres semanas le vienen grandes y debiera buscarse como modelo a Paolo Bettini y dedicarse a las grandes clásicas, a los mundiales y a ganar etapas, que para eso tiene clase de sobra. Menos mal que Contador estuvo bien. Bueno, Contador y Vinokourov. Qué tío. Qué tío.

Pero lo de ayer fue impresionante. Qué etapa. No pueden acabar con el ciclismo porque es demasiado hermoso. No sé cuántos hachazos daría Contador ayer. Y Rasmussen. Vinokourov desapareció, pero que le quiten lo bailao. Valverde también. Pero a Contador y a Rasmussen habría que hacerles un monumento. Lo siento por los alemanes, que no pudieron verlo. Resulta que los canales que tienen los derechos para Alemania han dejado de emitir. Pensé que lo hacían en protesta por el recorrido del Tour, que ha programado una contrareloj y tres etapas pirenaicas seguidas, con una jornada de descanso, algo inhumano y brutal. Pero no. Protesta porque los ciclistas se dopan para poder aguantar en tres semanas tres mil y pico kilómetros y a cuarenta por hora de promedio. El caso es que ya corre el run run de que los deportes con más dopaje son el golf y el tenis, que van siempre sus practicantes atiborrados de tranquilizantes para poder aguantar la concentración y el aplomo. A ver si tienen cojones de levantar a Federer y a Tiger Woods a las cinco de la mañana y a ponerlos en tela de juicio porque un día van a buscarlos y no están en su casa. Porque si tú vas a buscar a un ciclista y no lo encuentras, por lógica, ya es un drogadicto. Y a ver si tienen cojones para meterse con el fútbol de una vez. Y dejar de emitir partidos en protesta también.

En un descanso de la etapa cambié a ver cómo iba la Fórmula Uno y oí al majadero del calvo que comenta babear como un poseso y supuse que había ganado Alonso. Lo quité inmediatamente.

Volviendo, por la radio escuché que Nadal había ganado no sé dónde. Apagué la radio.

Por un momento comencé a creer en los milagros y a pensar que todo es posible y que, incluso, hasta Ferrero podría volver a ganar un torneo cuando Sergio García encaró la última jornada del British con tres golpes de ventaja. Pero Sergio García es un valor seguro en quien siempre debemos confiar pues siempre la caga. Y es que no se puede esperar nada de alguien que estuvo liado con Hingins.

Las motos no las vi. Sé que Pedrosa volvió por la senda de Max Biaggi y seguirá siendo una eterna promesa en esto de GP por los próximos diez años.

Por lo menos el Kun Agüero marcó el gol de la victoria para Argentina en el Mundial sub 20. Supongo que ya no meterá más goles este año.

Y el Real Madrid y el Barcelona siguen sin desaparecer. Qué castigos nos manda el Señor.