12 junio 2007

Seguntinos

Este fin de semana pasado tuvo lugar la sexta concentración de la familia Zepporro. Mis padres, hace ya unos años, y habida cuenta que estamos algo desperdigados, aunque nos vemos todos habitualmente en Belmonte, pensaron que no estaría mal que nos juntásemos un fin de semana al año en algún lugar relativamente equidistante. Y vamos cumpliendo. Estuvimos un año en Javier (Navarra), dos en Navarrete (La Rioja), dos en Herreros (Soria) y este año fuimos a Sigüenza (Guadalajara). Allí estuvimos mis padres, sus hijos, hijos políticos y nietos. En total, diecisiete. Y con el décimo octavo en camino. Cuatro fueron desde San Sebastián, tres (y pico) desde Santiago de Mora (Albacete) y el resto desde la terreta.

El plan consiste en estar juntos. Con los que somos y con lo que nos cuesta movernos hacerse otro planteamiento te lleva a cabrearte sin sentido. Si vemos dos piedras mejor que una. Otros años siempre estábamos con el coche arriba y abajo. Este año apenas salimos de Sigüenza. Más o menos nos lo pateamos (no es muy grande, Sigüenza, aunque tiene muchísimas cosas para ver) y lo disfrutamos con tranquilidad. No nos vimos afectados por el verdadero síndrome de la clase turista, que consiste en acudir a la Oficina de Turismo, conseguir un plano de la zona y ver a la puta carrera todos los puntos indicados en el plano que más que de ver cosas se trata de tachar puntos (nos faltan el tres y el diecisiete) antes de buscar otra Oficina de Turismo en otro lugar para conseguir otro plano y acabar el día con quinientos puntos tachados y seis ataques de ansiedad.

Otro tema es lo de comer y cenar. En los hoteles o en las casas rurales nos suelen orientar, pero es importante echar un vistazo antes. Mi hermano y yo solemos encargarnos de tal labor. Prospectamos en tres o cuatro sitios y, para comprobar la calidad del servicio, nos tomamos una caña en cada uno de ellos. Lo hacemos, claro está, por el bien de la comunidad. Rara vez erramos en nuestra elección. Esta vez la noche del sábado casi nos echan. En una mesa en que había gente del Sevilla, Valencia, Real Sociedad, Real Madrid y Atlético de Madrid teníamos a los camareros fritos: ¿cómo van? ¿cómo van? Hubo tensión. Mucha. Al final sólo rieron unos pocos, aunque casi se mueren.

Una vez más cumplí con mis hábitos. Cuando preparo el equipaje lo primero que echo son las zapatillas. Me pego mis madrugones y a rodar. Esta vez no me hizo falta despertador. Con esta hija que tengo que ha venido patrocinada por Omega, que a las seis cuarenta y cinco comienza con sus gorgoritos, que van subiendo en intensidad hasta alcanzar la categoría de berridos siete minutos, dieciocho segundos y veintitrés centésimas después, pues ya que estaba me ponía de corto y a la calle. Hay muy pocas sensaciones como las de salir a correr por terreno desconocido y perderte. Pocas sensaciones como las de llevo cuarenta minutos, debería pensar en volver pero el camino se bifurca y si me meto a la derecha me alejo, pero tiene buena pinta y, al final, salgo para una hora y ruedo casi hora y media y con la pena de no tener más días para recorrerme la comarca entera.

El domingo recogimos los bártulos y nos fuimos a comer a Medinaceli (Soria). También nos lo recorrimos con tranquilidad, nos hicimos fotos en el arco romano, jugamos al fútbol con los churumbeles (los pusimos de porteros. Nosotros centrábamos y rematábamos) y de vuelta a casa, escuchando a Nadal y con la grata compañía de Ana y los críos, que cerraron los ojos en Medinaceli y los abrieron a la altura de Alboraya. Como para no tener vida interior.

10 comentarios:

Sett dijo...

Que relato mas bonito.Parece el making-off del anuncio de un coche,tio!!

Te faltó solo decir eso de...

..Nuevo Ford Kiara.Para los que disfrutan de esos bellos momentos con los suyos en los mejores lugares....

Zar Polosco dijo...

Bueno, estamos dispuestos a estudiar todas las ofertas de patrocinio que recibamos. La familia Telerín para sus idílicos viajes podría llevar más publicidad encima que una serie española de televisión.

Arual dijo...

Qué maravilla de fin de semana!!! Y qué suerte ser una familia tan numerosa!!! Siempre soñé con tener muchos hermanos pero al final mis padres sólo me dieron una hermana, a la que adoro, claro está, pero sólo una, y eso que pedí y pedí con insistencia, qué se le va a hacer!!!

elbé dijo...

Esos viajes con todo el pasaje dormido me encantan. Tú, el coche, la radio del coche y la carretera
(me queda la duda de qué tal cantará ese tal Nadal, no lo ha oído nunca).

Slim dijo...

un dia contare yo un viaje de verdad, tengo muchas anecdotas para elegir, de mis viajes con mis padres y mis 7 hermanos por un lado; de ahora con mis dos hijas que no se duermen ni poniendo cloroformo en el ambientador.

me gusta la gente familiar, me da más confianza. manías.

Zar Polosco dijo...

Nadal canta como el culo. Y los periodistas que comentan sus partidos babean hasta cuando Nadal se saca una pelotilla de la nariz.

Una cosa que me tengo que hacer mirar es el hecho que yo siempre escucho música en los viajes de ida y nunca en los de vuelta. Esta vez fuimos escuchando a Henry Mancini, el cd de Slim y Cucumber y algo de Fangoria, que a Ana le gusta bastante. A la vuelta preferí soportar el triunfo de Nadal o llevar la radio apagada antes que poner música.

Slim, nuestro viaje fue de verdad. Y cuenta, cuenta.

cucumber dijo...

Que suerte tienes:
1)has estado en Soria
2)has corrido por zonas desconocidas, que efectivamente es un gran placer
3)has hecho familia
4)tu familia mas directa se durmieron en el coche

Apolonio-de-Rodas dijo...

¿En la visita de la catedral de Sigüenza, no os contaron lo de los frailes que se aparecen en el claustro, y van flotando un palmo por encima del suelo?
Cuando yo estuve, el guia amateur que nos acompaño eran un viejecito singular y se dedicaba a contar historietas mas o menos jugosas. Fue divertido. ahhh que tiempos!!!

Pasitos de bebe dijo...

Muy buena tu entrada, cada día estoy convencida de que me gusta cómo escribes (aunque sea de fútbol lo reconozco). La familia es un gran tesoro y no todo el mundo disfruta de ella, unos porque no la tienen (leyes naturales de la vida)y otros porque no la quieren (esos que piensan: la familia me ha tocado, los amigos los elijo yo).
A mi me gusta que tú disfrutes de ella de forma sana; comiendo y bebiendo jejeje

Zar Polosco dijo...

La verdad es que sí que me siento afortunado, Cucumber. Por esas cuatro razones y por ser capaz de disfrutar esas cuatro razones.

En la catedral de Sigüenza con el Doncel tuvimos bastante. Había boda (algún día desarrollaré mi teoría de que a todas las bodas que se celebran en España van siempre los mismos y vestidos igual. Son profesionales, de atrezzo) y no nos metimos con ningún guía. Por cierto, tienen las visitas bien organizadas. Hacen una ruta, te meten en un grupo, te ponen una pegatina que te identifica y vas siguiendo a una guía vestida como Doña Elvira o Doña Sol mientras te meten como una oca toda la información. Nosotros, que a cada veinte pasos paramos a descansar, pues callejeando, escuchando y leyendo por aquí y por allá.

Yo también tengo una concepción meridional de la familia. Por eso tengo tanta simpatía por los Corleone. Por eso no perdono que Michael matase a Fredo.