Yo era el amo del falsete

El veinte de febrero escribí sobre nuestros problemas vecinales con respecto a la próxima apertura de un garito. Sigo escribiendo sobre el tema porque se está poniendo interesante.

Como era fácil de prever, esa obra no tiene ni licencia ni proyecto ni nada parecido, por lo que, cada vez que alguien se movía por el local, un vecino llamaba a la policía a la cual no le quedó más remedio que terminar personándose pidiendo papeles y cascando una multa como Rita manda. La obra, por tanto, está parada.

Pero, lejos de alcanzar la paz, las fuerzas del mal contraatacan. No está en su ánimo el rendirse y, si no quieres caldo, toma dos tazas. El sábado, en su local, pues para algo pagan alquiler, se reunieron para celebrar un cumpleaños. Y estuvieron de fiesta desde las nueve de la noche hasta las once de la mañana. Pusieron el “Cumpleaños feliz” hasta en versión de los Pitufos, más todos los discos de merengue que jamás se hayan grabado y todas absolutamente todas las versiones del “Caribe mix”. La policía no vino hasta las nueve de la mañana. Entraron, se tomaron un par de cubatas y se fueron. Era una fiesta privada y los malos malísimos se comprometieron a bajar el volumen.

Para la próxima semana ya hay convocada otra reunión de vecinos. Las fuerzas del bien amenazamos, como diría cualquier petarda televisiva, con poner el asunto en manos de nuestros abogados (como si los tuviéramos). Los vamos a llevar a juicio con cualquier motivo. En la reunión sortearemos quién se pone en huelga de hambre como medida de presión. A alguno de mis convecinos este tema lo va a llevar a la tumba.

Seguiremos informando.