Como ya he contado bastantes veces, soy natural de Madrid y vivo en Valencia desde hace ya unos cuantos años. Cuando cumplí los dieciocho, entré en caja y tuve que viajar a Madrid para tallarme. Ya que vivía en Valencia, fui al Gobierno Militar, pedí el cambio de caja de Madrid a Valencia y comencé con mis prórrogas.
Hasta ahora, nada extraordinario.
Un año después fuimos a Madrid allá por septiembre y me encontré en el buzón una carta del Gobierno Militar pidiéndome explicaciones por no haberme presentado en mi centro de reclutamiento correspondiente y avisándome que si no me personaba en no sé qué plazo me declararían insumiso o desertor o no sé cuantas cosas. Me fui echando leches al Gobierno Militar, les expliqué mi situación y me pegaron el puro por no haber ido a Madrid a notificar la baja. Yo respondí que supuse que, si me daban de alta en Valencia, la baja en Madrid sería automática, o, al menos, eso era lo lógico. Me respondieron que las suposiciones eran la madre de todos los errores y que menos suponer y más responsabilidad. Mi confianza en el ejército español comenzó a menguar.
Justo un año más tarde, vuelta la borrica al trigo. Misma carta, mismas amenazas, misma visita al Gobierno Militar, mismas explicaciones, misma bronca y, de nuevo, las suposiciones volvían a ser la madre de todos los errores. Mi confianza en el ejército español menguó en la misma proporción.
Pasaron unos años sin sobresaltos militares y pidiendo mis prórrogas con regularidad hasta que, un viernes por la tarde (mi fijación por los viernes como el día más traidor y miserable de la semana viene de largo) me llegó una carta certificada del Tribunal Militar de Valencia conminándome a presentarme ese lunes en sus dependencias. Aquel fin de semana me lo pasé despidiéndome hasta del brazo incorrupto de San Vicente y con unas molestias estomacales que licuaban todo lo que tocaban. Llegó el lunes, fui a las dependencias militares de la Alameda y, con mucha solemnidad, me hicieron entrar en un despacho.
-Buenos días. Le hemos citado únicamente para comunicarle que la causa que estaba siendo instruida contra usted ha sido sobreseída.
-¿Qué causa?
-¿Cómo que qué causa? ¿Es que a usted nadie le ha citado para declarar?
-Nadie. Es la primera noticia que tengo de que he sido procesado.
-¿Usted no sabe que ha estado en busca y captura?
-No. Además, no me he movido de mi casa. No era muy difícil encontrarme.
-Vale, vale. Firme aquí. Buenos días.
Mi confianza en el ejército español sufrió una merma considerable. De repente, sin comerlo ni beberlo, me encontraba con antecedentes penales sólo por un tema burocrático.
Pasado un tiempo tuve que sacarme el pasaporte. Fui a la comisaría de la Pechina y, tras guardar dos horas de cola, al llegar mi turno me dicen que no pueden hacerme el pasaporte pues hay una causa instruida contra mí pendiente. Les explico que la única causa que puedo tener pendiente es mi historia de la mili y que ha sido sobreseída. Tuve que ir a casa, coger la sentencia y mostrarla en la comisaría para poder conseguir mi pasaporte. Mi error fue, una vez más, suponer que si se dicta sentencia se comunica a todos los efectos y a todos los departamentos. La suposición como madre de todos los errores. Debía haberme recorrido con mi sentencia todos absolutamente todos los organismos oficiales nacionales y autonómicos para que dejasen mi nombre inmaculado y libre de toda sospecha. Mi confianza en el ejército español estaba por los suelos.
Llegó el momento de ir a la mili. Fui con el temor de que me estuviesen esperando con los colmillos afilados, con mi nombre en letras rojas chillonas. Nueve meses después, tras habérmelo pasado muy muy bien, en la licenciatura me dieron un diploma como artillero de honor o artillero ejemplar o algo así. Desde aquel momento puedo decir que mi confianza en el ejército español es nula.
14 marzo 2007
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9 comentarios:
Una vez más que lastima que Ramon Tosas (Ivá) esté muerto :(
Bueno, estás hablando de una época en que los ordenadores apenas si existían en España. Ahora el caos es mayor.
GaNDuL SaGaZ, Señor del Sie7e
P.D.
Todo artillero tiene
en el pecho una alegría,
y dos palmos más abajo
el cañón de artillería.
"la suposición es la madre de todos los errores" ja ja, que razón tiene esa frase. A mi me han dicho muchas veces: "supón menos e infórmate mas".
Mi confianza en el ejercito es como la que tu tienes ahora, cero patatero!
Pero hay que mirar el fondo y es que por cualquien tontería te ves metido en un lio "sin comerlo ni beberlo", del que no es fácil salir. Este pais va de mal en peor.
un saludo.
gandul: muy buena tu PD. xDD
Ivá lo hubiese contado muchísimo mejor.
Gandul, esa no me la sabía. Y es muy buena. Nosotros cantábamos
Somos de la 22
y tenemos dos vagones
uno para el armamento
y otro para los cojones.
A mí lo que de verdad me asustaba era pensar que pudes estar en un lío y no ser consciente de ello y, de repente, zas. Y a tomar por culo.
tu historia es surrealista pero lo peor de todo es que conforme leia me iba dando cuenta de lo real que era.
espero que ahora con el ejercito pofesional las cosas hayan mejorado un poco...
bueno que te lo pases muy bien estas fiestas que tanto te gustan. nosotros salimos corriendo asi que hasta la vuelta.
Bien merecido por haber confiado alguna vez en el ejército...
Tienes razón, Elbé. Conforme más conoces al ejército, menos respeto se le tiene.
Cuando en la mili decían que teníamos Teórica de la Inteligencia a mí me daba la risa.
anda que las cancioncitas tienen tela... ¿eh?. xDDD
Definitivamente, la gran aportación del paso por la mili fue contribuir a la proliferación de cantautores de canción protesta XD
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