01 marzo 2007

De las gónadas (y hasta las mismas)

Se estaba vistiendo Curro Romero para una corrida se supone de gran trascendencia para protagonizar, seguramente, una de sus clásicas “espantás”. Se vestía solemnemente, con esa liturgia y ese ceremonial que caracteriza a los toreros. De repente un miembro de su cuadrilla tropezó y tiró algo, no sé bien qué. El maestro montó en cólera y empezó a soltar venablos e insultos por la misma boquita con que luego les daba besos de buenas noches a sus hijitas. El apoderado, sentado en su butacón, observaba la escena, imagino que con un puro en la boca, con mucha parsimonia. Cuando Curro se hubo desfogado, el apoderado carraspeó y exclamó: -Curro. Los cojones, con el toro.

Pues eso.

4 comentarios:

cucumber dijo...

los dineros y los cojones para las ocasiones!!!

GaNDuL SaGaZ dijo...

jisjisjis
hermoso jueves ^^

Anónimo dijo...

A vces,le "ecamos cojones" en el momento más inopotuno y con quién menos se lo merece...

Soy una experta en ello...

Menos hablar y más torear...le digo a la amelia

Mae dijo...

óle, óle, y óle!!!