07 febrero 2007

Y ese beso primero de fuego (tercer y definitivo intento, que me tenéis desesperado)

Essie Hollis fue un jugador norteamericano de baloncesto que estuvo muchos años en España. Igual todavía está por aquí. Durante los ochenta jugó bastantes temporadas en el Basconia hasta que lo largaron y se fue a León y ya no recuerdo más de su carrera deportiva. Hollis caía muy bien. Era buenísimo pero es que, además, tenía una alegría jugando muy contagiosa. Era un fenómeno. Un tío irrepetible.

Durante aquella época comenzó Televisión Española a emitir partidos de la NBA. Por allí andaba Ramón Trecet con sus ding dong y toda su parafernalia. Yo, que sólo conocía a Trecet de "Diálogos 3", cuando le vi dando gritos me quedé de una pieza. Pero a lo que íbamos, Trecet invitó a Hollis a comentar un partido. Y allí estaban de charreta los dos cuando Trecet preguntó: -Oye, Essie, ¿tú porque crees que los jugadores se hacen esos peinados y esos cortes de pelo? ¿Es para reafirmarse? ¿Es para intimidar al rival?- A lo que bueno de Hollis respondió: -No. Es para gustar a las mujeres.

Después de este preámbulo tan interesante, reitero: ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que lo que todo lo que vivís ya ha sido vivido, todo lo que pensáis ya ha sido pensado, todo lo que sentís ya ha sido sentido? ¿Y no os abruma esa sensación?

P.D. Regla mnemotécnica que me tiene amargado desde ayer a mediodía: un ergio y un julio querían tener un voltio, se metieron en un watio y se dieron por culombio.

2 comentarios:

GaNDuL SaGaZ dijo...

Todo puede ser simplificado o complicado hasta límites insospechados.

Si uno piensa: “Me gusta correr y me gusta Elvis, a otros también, luego no hago ni soy nadie especial” es simplificar todo en demasía. Desde mi punto de vista el mundo y las personas son mucho más complejas que todo eso. Cuando sientes cosas como las que describes es que amaneciste simplificador; lo cual no es raro.

Nos es demasiado complejo para tener esos sentimientos.

Zar Polosco dijo...

Vos, le estoy demasiado agradecido, especialmente en estos últimos instantes, como para meterme con Usted, por lo tanto, por encima de nuestra diferencia, que es una sola pero enorme, muchas gracias.