Si hay algo que me molesta es, por llamarlo de alguna manera, lo que podríamos llamar la reminiscencia de las fiestas. Me explico. Si la Navidad termina el seis de enero, el día siete no debe haber nada en ninguna parte que recuerde todo lo ocurrido en las dos semanas precedentes. Lo mismo ocurre en Fallas. Si la cremá es el diecinueve, el día veinte todo limpio, aunque aquí lo suelo pasar peor pues los falleros, tan raudos y solícitos para preparar la fiesta, suelen ser muy lentos para desmontar las paraetas y retirar los adornos, que las banderitas se las suelen comer el sol y el viento antes que ellos procedan.
Lo opuesto también me molesta bastante. No soporto, en plenas fiestas navideñas, los anuncios de coleccionables por fascículos o de metodos infalibles para dejar de fumar. Siempre he pensado que lo peor del mundo son, a mitad de agosto, los anuncios de la vuelta al cole. Viejo trauma de infancia que todavía perdura ahora que tengo vacaciones o no las tengo.
Todo este preámbulo no es más que para anunciar que voy a pasar por encima de mis manías y prejuicios pues tengo intención de hablar de los Reyes Magos. Pensaba haber colgado esta entrada el viernes pasado, pero por pitos, por flautas, por hache y por be, pues no lo hice, así que, allá voy.
En segundo de EGB, con mis siete años, tuve un profesor de nombre don Pelayo (en aquella época los profesores tenían el don delante y las profesoras eran seños o señoritas). Éste, un buen día y sin venir a cuento nos soltó la relación que había entre los juguetes y regalos que nos encontrábamos el día seis de enero por la mañana, los Reyes Magos y otros personajes intermedios que nos resultaban más familiares. No recuerdo que dicha revelación me supusiese entonces ningún trauma. Siendo el mayor de cuatro hermanos disfruté bastante como cómplice de mis padres y tratando de proteger a mis hermanos para que "la verdad" no les fuese revelada. El caso es que, conforme fueron pasando los años y, especialmente, cuando comencé a tener sobrinos y, más tarde, hijos empezó a bullirme una cosa en el estómago y volví a pensar muchas veces en aquel hombre que, con apenas treinta años, se vio en la obligación, no sé si por principios, o, más bien, quiso pegarse el gustazo de ser un iconoclasta delante de cuarenta criaturas. Así, conforme iba pensando en él, me di cuenta que tenía algo pendiente que comentarle. Y voy a hacerlo, por escrito y públicamente, ahora que tengo el chisme este:
Don Pelayo, no sé que habrá sido de su vida ni que habrá hecho en todos estos años. Tampoco sé si usted estará vivo siquiera. Preferiría que así fuera para poder decirle sin la menor de las penas que es usted un hijo de la grandísima puta.
08 enero 2007
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6 comentarios:
Joder, qué a gusto te has debido quedar. ¡Menudo mamón!
jajajajajajaa buenísimo!!!
me apunto a deshacerme de mi propio trauma en este espacio:
2º BUP Profesora de latín:
HIJA DE LA GRAN PUTA, TU NOMBRE, PURA, TE LO PONDRÍAN POR LA PURA MALA LECHE QUE GASTARÍAS EN PONER INDISCRIMINADAMENTE MUY DEFICIENTES POR PREJUICIOS Y POR PURA MALDAD POR JODERLE TODO UN CURSO ESCOLAR A QUIEN SE TE PUSIERA ENTRE CEJA Y CEJA. El curso siguiente, trás repetir 2º, por mis bajas voluntarias durante más de la mitad de las clases (si es que encima era mi tutora, la grandísima cabrona), acabé la asignatura de latín con un notable de media. ¿se entiende? Mi esfuerzo era el mismo (vamos, prácticamente nulo)Me enseñó algo, sí, Alea jacta est.
Otra cosa que me ha hecho reflexionar de tu post es que, con los años, veo que los hombres han evolucionado más que las mujeres, hoy en día los profes han dejado de ser dones, mientras que las profesoras, joder, todavía las hay que siguen siendo seños o señoritas :S
Que no se convierta esto en un escarnio público de profesores varios, que al final me acabará tocando.
Aunque es cierto que el que mis hijos entonen "los reyes son los papás" no me hace ninguna gracia siendo republicano convencido.
A Don Jorge el que me dió la mayor hostia de mi vida (y mira que me han dado hostias) en 7º de EGB
Y TODAVIA ME VISTE HACE UNOS AÑOS POR LA CALLE Y TE QUEDASTE MIRANDOME COMO SI TE FUERA DEVOLVER EL SALUDO CACHO CABRON TUVISTE SUERTE DE QUE NO SE LO DIJERA A MI PADRE QUE TE HUBIERA HECHO MIGAS.
menudo cabron don pelayo..y sobre todo por saltarse la regla no-escrita que la dichosa verdad sobre los reyes magos la tienes que descrubrir tu mirando debajo de la cama o te la tiene que decir un amigo o amiguete.
mis hijas lo han descubierto ellas solas este año, pero si es por mi como si tienen 18 y el dia de reyes viene de juerga y se encuentran los regalos cuando esten vomitando.
Regla de oro. un adulto nunca le dice quienes son los reyes magos a un niño, bastante tiene con explicar quienes son los reyes de las monarquias..que tambien hace falta tener fe.jo!!!
vomite, vomite, su cuerpo se lo agradecerá. Especialmente al día siguiente de una fiesta.
salud!
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