15 enero 2007

Cómo malcriar musicalmente a un hijo

Dado que el invierno, al menos en Valencia, no tiene la menor intención de llegar, habrá que comenzar ya la temporada de los paseos cantarines empujando el carrito.

Con Carlos, los fines de semana, festivos y similares, en cuanto salía un poco el sol Ana decía: fuera de aquí, y por ahí que nos íbamos los dos. Bajábamos al río a la altura del Museo de las Ciencias y a pasear. Carlos iba ya torrao o semitorrao y yo empujaba el carro con presteza sorteando ciclistas y corredores a la par que le cantaba al rorro. En aquellos paseos nuestro compañero musical fue Roberto Carlos. No sé porqué, pero durante esa época sólo me salía yo quisiera no ver tantas nubes oscuras arriba; o desde que me dejaste yo no sé porqué la ventana es más grande sin tu amor; o yo quiero a mi hijo sonrisa al viento, verlo llorar pero de contento; o siempre acabo en tus brazos cuando me quieres tener; o (mi favorita) no ganas nada con intentar el olvidarme, durante mucho tiempo en tu vida yo voy a vivir.

Observo ahora, no sé si con pesar, que el poso musical que le quedó es nulo, aunque, por otra parte, el crío siempre está cantando, así que algo tuvo de beneficioso todo aquello por lo que ya he empezado a planificar la temporada con Berta. Con la intención de prepararla para este valle de lágrimas he elegido como compañero a José Alfredo Jiménez. Nadie sufre como los mejicanos, al menos de boquilla porque, si bien fondistas ha habido alguno (Rodolfo Gómez, Arturo Barrios), ciclistas, salvo Raúl Alcalá (que era quinto de Induráin, Eric Breukink y Rocco Sifredi, buen año también el sesenta y cuatro) ni uno. Y sufrir autoconmiserativamente trasegando infinidad de metros cúbicos de tequila lo hace cualquiera, pero bueno, me hacen gracia los mejicanos cuando se ponen tan tremendos. Así que ya estoy haciendo gárgaras y escalas para empezar con aquello de por tu amor que tanto quiero y tanto extraño, que me sirvan una copa y muchas más; o y si quieren saber de mi pasado es preciso decir otra mentira, les diré que llegué de un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado; o y te voy a enseñar a querer como nunca has querido, ya verás lo que vas a aprender cuando vivas conmigo; o no quiero ni volver a oír tu nombre, no quiero ni saber a dónde vas; o (la más grande) no tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey.

La única canción que he cantado en mi vida en un karaoke, con medio litro de aguardiente de hierbas repartido por mi cuerpo, fue "El rey". Pocas veces me he sentido tan inmenso, tan rotundo. Qué grande es José Alfredo. Y qué abucheo recibí por parte de aquel público tan ignorante. Cuanta ignominia.

5 comentarios:

3'14 dijo...

Me preocupas. ¿Roberto Carlos?¿No tuviste suficiente con que nos amargara nuestra infancia? Bueno, en tu caso, juventud.. avanzada... XD este... ¿Estuviste enamorado de alguna Laura? ja ja ja
Precisamente el domingo, estaba yo por el youtube echando un vistazo y vi el gran hit Lady Laura (no preguntes los motivos por los cuales fui a parar ahí...) El caso es que mi hijo, que el viernes cumplió 4 años, pidió que subiera el volumen de los altavoces, y eso que estaba inmerso en la maravillosa historia de La Cenicienta (y yo que creía que se iba a librar de este tipo de cuento, y resulta que los descubren por sí mismos! y lo peor de todo: Les gustan!!) A lo que iba, se emocionó y se puso a bailar como un nostálgico, que buenooo (pero que miedo me da mi hijo...)

Anónimo dijo...

Pues cuidado ahora al pasear, no te atropelle un fórmula uno o el cretino de Camps chupando cámara. ¡Qué denigrante se está volviendo Valencia!

Lo del abucheo lo comprendo, te he oído cantar.

Slim dijo...

yo soy de la asociacion CANTO MAL, Y QUE PASA?. todavia iria a los karaokes si no tuviera prohibida la entrada desde una memorable interpretacion de La chica ye-ye.

Zar Polosco dijo...

Pi, te recuerdo que Lady Laura es una canción que Roberto Carlos dedicó a su madre. ¿No habrás sorprendido a tu hijo ojeando "Edipo rey"?

A mi "La cenicienta" me gusta mucho. Principalmente las hermanastras.

Ayer tardé, gracias a la fórmula uno y a Camps chupando cámara, más de una hora en llegar a casa. Me hicieron recordar esos dos meses de cortes por la visita del Papa. Pero al oír en Telecinco, cuando se presentaba el coche nuevo del tonto el pijo de Alonso que estábamos viviendo (sic) un momento histórico, pensé, bueno, todo sea por la historia. El descubrimiento de la rueda y el de la imprenta, la caída de Constantinopla, el descubrimiento de América, la toma de la Bastilla y la presentación del nuevo McLaren.

Y yo canto muy bien. Son vuestros oídos los que no están preparados.

Zar Polosco dijo...

Fa de errores. La imprenta y la rueda no fueron descubiertos sino inventados. Me sorprende que el colectivo de los que se tiran a la mínima a la yugular hayan estado lentos de reflejos. En fin, la edad, que no perdona.