Addenda a una antigua entrada de fecha cinco de septiembre de dos mil seis dedicada a momentos estelares de voces femeninas.
Cada vez que Donna Summer, en "Last dance", dice la frase que titula esta entrada, especialmente la última de ellas... no sé. No hay adjetivos. Ni sustantivos. Ni adverbios. Ni conjugaciones perifrásticas. Ni banda de tambores y cornetas.
"Last dance" debe ser la única canción en el mundo a la que una subida de tono en mitad de la misma no estropea. Al contrario. La engrandece.
¿Cuántas veces consecutivas se puede llegar a escuchar una canción sin llegar a aborrecerla? Reproductor de Windows Media. Reproducir. Repetir. Desde las nueve. Son las dos menos cuarto. No puedo parar.
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7 comentarios:
She work hard for the money tampoco estaba mal.
Si la canción es buena no la llegamos a aborrecer jamás. Sólo por épocas, dejamos de escucharlas más o menos. Pero perduran en nuestras vidas para siempre.
Y hot stuff, y on the radio, y the wanderer y no more tears (con Barbra). Last dance siempre me había gustado, pero es que ahora es enfermizo.
Y aunque las canciones sean malas siempre perdurán en tu memoria. La del tractor amarillo no me la voy a poder quitar ni con agua fuerte.
Uhm... no te voy a negar que sea un asco de canción, la de tu ejemplo, pero algo tienen si todavía siguen sonando y siendo "bailadas" en fiestas, bodas, etc... no pasa con todas las pachangadas estas que hacen... Y bueno.. unos tenían un tractor amarillo y otros un submarino... ehem... pero claro, como cantan en inglés parece que mola más :P
Si a los Beatles les quitas el Yellow submarine, Yesterday, Hey Jude, Let it be y The long and winding road serían el grupo perfecto. Ahora son sólo ultra mega super hiper buenísimos de la leche.
Te olvidas de NUMBER NINE NUMBER NINE NUMBER NINE NUMBER NINE
Creo que sólo he oído una vez en mi vida entera Revolution 9. La aguja de mi tocadiscos salta sola y cae plácidamente sobre Goodnight.
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