02 agosto 2006
Que es el morir
Como ya es tradición, se puede decir, porque es el cuarto año, este sábado volveré a romper mi promesa de no meterme en carrera mientras dure el verano y me iré a Garcimuñoz. Es una carrera corta, siete kilómetros, y muy divertida. Sales junto al castillo, te das una vuelta al pueblo, bajas hasta donde se supone que cayó herido Jorge Manrique y a ver quién sube ahora. Hay dos kilómetros, del cuatro al seis, que madre mía. Ahí va todo el mundo contraído, mirando al suelo, con pasitos cortos, como si fuésemos orugas, aderezado con una temperatura exterior de treinta y cinco grados y una humedad relativa que no llega al cuarenta por ciento, con la boca reseca y estropajosa y la lengua pegada al paladar. No es una carrera que prepare. En verano me limito a echarle kilómetros a las piernas a la marcheta, sin pretensiones, pero los dos últimos años me quedé cerca de bajar de veintiocho y, oye, tengo ganas. Emplearé la táctica habitual: bajaré tranquilo y subiré recogiendo cadáveres. Y a ver que nos dan este año. El año pasado se portaron, pero hace dos nos dieron una camiseta que a las Nancys que conservan y miman mis hermanas les caía de puta madre. Y, hace tres, un trofeíto de madera que guardo como oro en paño para hacer chantaje a Ana. Cada vez que ella hace ademán de sacar dos jarrones horrorosos que, como regalo de bodas, nos endosó una de sus primas, yo saco mi trofeo. Y ella guarda los jarrones. Y es que mira que es feo el condenado.
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3 comentarios:
Que te vaya bien con Manrique. Yo quiero ver si retomo la carrera a partir de este viernes, que ya he descansado y la tripita me va ganando terreno -más ahora que me ceba mi madre, que para eso está.
Feliz verano!
Torrija, hoy te pierdes la segunda parte de la Mano Fofa. La Nueva Era que se inició contigo ha durado un día. Dicen los sabios que los ciclos son cada vez más breves, pero tu paso por este noble deporte de las palas playeras ha sido fugaz como la vida de las lascivas ephemeras en estado no larvario.
En verdad os digo que eres un hijo de nuestro tiempo. La Pilosidad Contemporánea, la crisálida que filosofea.
El ciclo del Atleti por la miseria y la oscuridad más absoluta dista mucho de ser breve. Preséntame a esos sabios de los que hablas que vamos a intercambiar unas cuantas opiniones.
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