28 julio 2006

Y qué ingrato es el destino que me hiere

Justificar el comportamiento anómalo de un poderoso argumentando que "es distinto al resto de los mortales" legitima el comportamiento de seres tales como Idi Amín Dadá, Stalin, Leopoldo de Bélgica, Pol Pot o Hitler.

Vamos, digo yo.

P.D. ¿Demagogo yo, que todos los días me levanto al alba y, con las manos encallecidas, me dejo la sangre y la vida para poder llevar un chusco de pan a mis hijos?

4 comentarios:

SisterBoy dijo...

¿Te refieres a Zidane o a Landis? :)

Zar Polosco dijo...

El único acto que puedo justificar de alguien por ser diferente del resto de los motales es cuando el Cholo Simeone, ese santo varón, ejemplo de fair play y saber estar, pisoteo el muslo de Julen Guerrero, ese niñato y, junto a Raúl, el mayor timo de la era contemporánea futbolera.

Cuánto echo de menos al Cholo.

3'14 dijo...

No son justificaciones. Son excusas.
Las excusas las argumentan los cobardes, los necios, aquellos que viven apartados de la realidad, los egositas... A mí las excusas no me valen. Prefiero enfrentarme directamente al ojo del huracán, y así espero que quien me merece un respeto así lo haga.

Álex dijo...

No olvides al (cada vez menos) niño Torres para completar la terna de pufos mediáticos.