Sigo perdiéndome en blogs ajenos. Me abstendré de hacer análisis que luego me avergüenzo. Hay mucha ilusión literaria. Hay mucha pretensión literaria. En verdad es como en botica: te encuentras de todo. Algo muy frecuente, y que yo también hago, es tratar de reflejar un estado de ánimo a través de la letra de una canción. Pero el efecto no se suele lograr. El que escribe tiene la melodía en la cabeza y la música para la letra es algo así como el queso para el vino. Bueno, no es exacto. Pero una letra de canción a pelo no es lo mismo que encajada en la melodía. Y el efecto, para el que lo lee, no es ni de lejos el que produce en el que escribe ni el que pretende crear. Me he expresado muy mal aunque espero que la idea esté clara.
Con este preámbulo pretendo justificarme. Llevo dos días con la mente taladrada con una canción que lleva años acompañándome, con una letra que ha sido y sigue siendo crucial en mi vida. Ha sido mi compañera, mi bálsamo. En cualquier acontecimiento que ha ocurrido en mi vida he buscado cobijo en esta letra y he hallado solución a todos mis problemas, a todas mis dudas. Sé que soy terriblemente injusto transcribiéndola. Considerémoslo un homenaje, un acto de agradecimiento.
Oh, qué órgano
tan saludable y tan brillante.
Este hígado
debiera estar en un estante.
Mi abuelo
lo cuidaba no poco y sí
sí bastante.
Mas no sirvió
de nada este esmero tan chocante.
Y es que el tren se lo llevó
a mi abuelo por delante.
Pobrecico se quedó
mucho más feo que antes.
Y es que el tren se lo llevo ¡ay!
Mi abuela,
que es muy ahorrativa
y mucho más
y mucho más ahora que antes,
le aplicó
una lavativa. Aprovechó
el muerto por partes.
Y es que el tren se lo llevó
a mi abuelo por delante.
Pobrecico se quedó
mucho más feo que antes.
Y es que el tren se lo llevo ¡ay!
Preparando
estas viandas así pasó,
en vez de echarse un amante,
así paso,
mi pobre abuela, sus pocos
sus pocos
años restantes.
Y pudimos comprobar
primos, tíos y demás
lo rico que llega a estar
si es de buena calidad
lo rico. Qué bien me sabe.
¡Abuela,
qué bien que sabe tu fuagrás!
¡Abuela,
qué bien que sabe!
¡Abuela,
cómo nos gusta tu fuagrás!
¡Abuela!
Cuando Josele dice abuela, eso es lo mejor de lo mejor de lo mejor de lo mejor. Gracias, Torrín, una vez más por habernos hecho de la secta de Los Enemigos.
16 junio 2006
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2 comentarios:
Qué grandes Los Enemigos.
De ellos dijo el gran Rosendo Mercado que tenían el mejor directo de España -totalmente de acuerdo-
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