Redundando en el tema de trabajar una vez y que tu trabajo te mantenga me vino a la mente el inefable Bob Geldof. Boomtown rats. I don,t like mondays. Menudo sinvergüenza.
Sus defensores podrían justificarme pormenorizadamente su bonhomía. Podrían explicarme con números y datos todos sus logros y demás. Pero a mí me parece que es un jeta de tomo y lomo de profesión solidario. Vaya cuadrilla: Bono, Sting, McCartney, Mandela, Jolie, etc. Deben tener en sus mansiones cámaras asépticas para estar un mes purificándose después de haber dado unos cuantos besitos a unos negrillos famélicos, siempre con cientos de cámaras delante para concienciarnos de que son una panda de exhibicionistas miserables. Al Sting le metía todo el Amazonas por el culo. Ver a McCartney, el tío más rico de la Gran Bretaña, en conciertos a favor del reparto justo de la riqueza me hierve la sangre. Y cuando veo a Mandela presidiendo eventos en su honor con una efigie suya del tamaño de Ciudad del Cabo, vamos, poco le pasó a ese hombre. Muy poco. Y Bono, después de todas sus actuaciones repletas de referencias solidarias, cogiendo su avión privado para dormir en Niza, imagino que en una ergástula. ¡Dúchate, hombre, que pareces Bob Dylan, con esa pinta guarro! Y el Youssou Ndour, que debe vivir en una cámara de cristal con un cartel que indica: romper sólo en caso de concierto solidario. A toda esta cuadrilla los condenaba a tener permanentemente grabado en el subconsciente el soniquete del Hey Jude. Mañana, tarde y noche. No poder pensar. Sólo Hey Jude. Qué putada.
21 marzo 2006
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