23 marzo 2006

Roberto Bettega, Dino Zoff y yo

Hoy he visto dos anuncios dirigidos ex profeso a cuarentones. Uno de lentes progresivas y otro de cremas antienvejecimiento. Y así pasa. Tengo al cabrón de mi padre, que es un cabrón, deseando que un día reviente corriendo para poder venir y soltarme -ya te lo avisé. Que si a mi edad, que si no es sano, que si en no sé donde se han muerto dos de infarto. Yo siempre le contesto que lo que más mata es el trabajo, que me lo prohíba también. Me gustaría que viniese a alguna carrera y viera a unos cuantos abuelos, como corren.

El caso es que, por no oírle, he ido al cardiólogo. Ecocardiograma y prueba de esfuerzo. Resultado: ovación y vuelta al ruedo. Al metge he tenido que firmarle unos autógrafos pues estaba impresionado por mis pulsaciones tan bajas y mi capacidad de recuperación.

Lo malo es que, para la prueba, han tenido que rasurarme medio pecho. Y, además, a franjas. Parezco la Juventus. Joder, como pica.

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