25 enero 2006

¿Y ahora qué?

Muy bonito todo esto. ¿Y ahora, como me lo planteo? No es tan complicado. Escribo lo que me dé la gana y cuando me dé la gana. Pero ¿Y mi vanidad de pensar que voy a ser muy leído? ¿Y mi responsabilidad ante las masas que se van a ver influidas por mis comentarios, que no opiniones? ¿Que grado de autocensura voy a tener? ¿Por qué cuando uno, o ese es mi caso, se mete en un chisme de éstos piensa que ha de vengarse de las novias que no tuvo en su juventud, cuando las tías cada vez me importan menos? ¿Por qué convertir esto en rosario de lamentos colchoneros cada vez que el Atleti de la de arena? ¿Es tan importante el fútbol? ¿Son tan importantes las camareras? Si yo digo que me gusta Elvis ¿No aparecerá alguno que tenga una mota de polvo de cuando actuó en las Vegas en el año 71? ¿Es tan importante esto?

Empiezo de nuevo. Hoy los cielos y la tierra me sonríen. O no. Joder, ahora tengo otra cosa en que pensar. He de estar a la altura de lo que se espera de mí. Con cuarenta años soy una firme promesa. Como Julián Gorospe y Javier Sánchez Vicario, éste va a ser mi gran año. Estoy seguro.

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