27 noviembre 2007

Valores y jardines

Alguna vez he escrito que la atmósfera de lo políticamente correcto comienza a ser irrespirable. El poder, no sé o tal vez sí como reflejo de la sociedad, intenta sobreprotegernos cada vez más y todo lo consigue a base de prohibiciones y restricciones. Sobre esto último no sé bien que postura tomar pues, desde que tengo hijos, veo fantasmas por todas partes y ya procuraré doblar la campana aséptica que los protegerá mientras crecen, campana que ellos llenarán de butrones para fugarse como es su obligación, pero ya llegará ese momento. Resulta jocoso recordar cuando nos metíamos los cuatro hermanos y mis padres en un R12 todos los fines de semana camino de Belmonte desde Madrid, o como mi hermano y yo íbamos y volvíamos andando del colegio a casa con once y doce años estando el colegio a veinticinco minutos andando, o nuestros juegos, que iban del “churro va” al “apedreo” (en Belmonte éramos un poco bestias).

El caso es que hace poco leí la siguiente noticia, noticia que enlazo y fusilo:

Barrio Sésamo fue el principal alimento televisivo, por no decir casi el único, para las generaciones de niños que crecieron en los setenta y ochenta. Las que llegaron más tarde tuvieron más variedad, pero también fueron blanco de las llamadas guerras culturales ¿sexo, drogas, vocabulario?, que obligaron a los creadores estadounidenses a volverse políticamente correctos. En ese mundo de apariencias y contradicciones tan americano, en el que las televisiones y las radios censuran los tacos pero permiten insultar abiertamente a su presidente, o quemar la bandera nacional, la gran obsesión moderna es no contaminar a los niños con ideas que podrían afectar irreversiblemente al inconsciente infantil.

Ahora llega la puntilla: la edición en DVD de las dos primeras temporadas de Barrio Sésamo tienen dos rombos. Los vídeos acaban de editarse en Estados Unidos con una advertencia: ¿El contenido es para mayores y podría no ser apto para los niños de preescolar de hoy?

En el primer episodio de Barrio Sésamo, que se emitió en noviembre de 1969, una niña se hacía amiga de un desconocido que la invitaba a su casa a comer leche con galletas, algo que, ante los continuos casos de pederastia, hoy sería inconcebible. También hay una escena en la que Epi le pide a Blas que le pase el jabón mientras está en la ducha. Hace ya tiempo que saltó la polémica sobre si los dos muñecos que vivían en un bajo algo cutre eran una pareja gay y por lo tanto peligrosos para los niños. ¿Los telespectadores de hoy se han vuelto hipersensibles. Los guionistas de Barrio Sésamo no tenían segundas intenciones. Sus decisiones se tomaban de forma inocente, y sólo después han sido cuestionadas cuando han entrado en juego las guerras culturales. Su único condicionamiento era huir de la violencia y no escribir guiones que pusieran en peligro físico a los niños al copiarlos, como hacer un sketch en el que se pusieran un cubo en la cabeza y se golpearan, explicó en la radio NPR Daniel Anderson, que asesoraba en los setenta al equipo de Barrio Sésamo y que hoy trabaja como psicólogo en la Universidad de Massachusetts.

Pero según la productora ejecutiva del programa, Carol-Lynn Parente, ¿hay modelos de comportamiento de entonces que hoy no son aceptables?, declaró a The New York Times. Por ejemplo, que Triqui fumara en pipa y después se la comiera. O que Blas fuera un cascarrabias. O que Óscar fuera un cínico algo depresivo, además de revolver en las basuras.

La versión modernizada de Triqui devora zanahorias en vez de galletas desde 2005, algo que tampoco está mal teniendo en cuenta la obesidad que hoy sufren los niños. Pero la obsesión por la corrección a veces roza el ridículo: hace unos años se acusó a un personaje de los Teletubbies, otro popular espacio infantil, de ¿promocionar? la homosexualidad por llevar un bolso de color púrpura. ¿Cuántos rombos tendrá el programa cuando se edite en DVD?

Pues eso. Ahora resulta que Barrio Sésamo era nocivo. Igual tienen sus razones para proscribirlo, pero, oye, ya me entran las dudas. Cualquier día de estos se enteran que de pequeño me leí un montón de tebeos del Jabato, Capitán Trueno y Guerrero del Antifaz y me quitan la potestad de mis hijos porque estos tebeos me inculcaron un amor por la violencia y un odio por las otras culturas, especialmente por los sarracenos encarnados por Ali Kan, donde se menospreciaba el papel de las artes encarnado por Fideo de Mileto, con la presencia de efebos tales como Crispín y Fernando que ponían borrico a Goliath, con tías cañón como Ana María, Sigrid de Thule o Claudia que iban muy recatadas, sí, pero tenían unas curvas perceptibles. Los valores cambian a tal velocidad que ya no sé lo que es bueno. Y el poder, en su papel de valedor moral y vigilante de las conductas apropiadas, cualquier día nos enchirona a todos los que nacimos durante los sesenta.

Otra noticia que me ha llamado la atención es la censura de Heidi en Turquía. A la chiquita, en la presentación de cada episodio, cuando se columpia se le ven las braguitas. Ya sabemos que a los moros les encanta indignarse y sienten gran devoción por la quema de fotos y banderas, pero ¿Heidi? Mira que los de mi generación nos hemos matado a pajas, que tenemos la médula espinal completamente reseca, pero no tengo recuerdo de Heidi como icono sexual. Vale que se hacían muchos chistes sobre Pedro, Heidi y Clara como triángulo amoroso erótico festivo, pero eran graciosos por el contraste. Que hasta Heidi sea nociva me hace dudar.

Así que, como conclusión, sólo puedo decir que tengo miedo y no sé lo que hacer. Puedo tener un criterio y tratar de defenderlo pero cuando nada es absoluto y todo puede distorsionarse y relativizarse, la leche, si hasta parece que te puedan hacer sentir mal porque siempre puteaban a Chinarro y nos descojonábamos, dando muestras de una crueldad y una falta de caridad desmedida. Lo dicho, tengo miedo. Cualquier día los servicios secretos valedores de lo moral y de lo políticamente correcto me detendrán y me torturarán por cantar con mi hijo al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero. Yo no soy bonita ni lo quiero ser, tome usted los cuartos y a pasarlo bien, es decir, por hacer apología de la pederastia.

12 comentarios:

GaNDuL SaGaZ dijo...

Fíjese usted, y criticaban al pobre adolfito por quemar unos cuantos libros (entre ellos al salido Freud).

Juan Rodríguez Millán dijo...

¡Hagámonos fuertes, Zar! ¡Defendamos todo aquello con lo que hemos crecido y evitemos que nuestros hijos (bueno, los tuyos que los tienes, que como me esperes a mí me parece que esto se va a eternizar...) sufran este proceso de idiotización colectiva que nos imponen!

3'14 dijo...

Bueno, no me negarás que una sobredosis de Barrio Sésamo puede induir al consumo masivo de estupefacientes.

Y vale, dicen que los timpos cambian y que hay que ser políticamente correcto, pero yo veo las muñecas que hay hoy por hoy en el mercado y me dan grima las Bratz (entre otras, pues hay unas que son esqueléticas con unas piernas interminables, pero como palillos, que ni se qué marca son) Y pienso si esto no es más nocivo que las barriguitas)

No se, yo a veces también me cuestiono este tipo de asunto, por ejemplo la seguridad vial: Antes no había tanto tráfico, luego menos accidentes. Pero las carreteras supuestamente estaban en peor estado, y los coches no tenían tantas medidas de seguridad, pero los automóviles actuales pueden alcanzar mayores velocidades... así que no se... Lo que me resulta fastidioso es la penalizaciones por no llevar a un menor reglamentariamente en un turismo y en cambio, en los autocares escolares no haya todavía en muchos de ellos cinturones.

Y no nos engañemos, la primera curiosidad de un crío es mirar bajo las bragas de una muñeca a ver qué tiene, y lo que encuentran sí confunde. Que ni las chochonas hacen honor a su nombre.

Por si acaso, no se te ocurra decir muy alto que te gustan los niños, no vaya a malinterpretarse el comentario.

Creo que uno de los principales errores de tanta paranoia es intentar meterse en la mente de un niño con el pensamiento de un adulto.

De Heidi yo me se este chiste:

-Abuelito, abuelito, que sube clara.
-Tú sigue chupando que ya vendrá espesa.

Slim dijo...

no te metas con las bratz, que yo estuve viendo el sabado BRATZ, LA PELICULA, y es un peliculon.

institutos, pandillas, amigas, chicos y musica.

creo que no ha cambiado nada con respecto a las pelis de mi adolescencia.asi que puedes estar tranquilo.

besos de una que llevaba a su llama a la clinica dental.

Arual dijo...

Justo hoy comiendo comentaba con los compañeros de trabajo lo feliz que fue mi infancia por las calles de mi pueblo y la pena que me da que mi hij@(?) no vaya a poder disfrutar de todo aquello. De chiquita jugábamos a tirarnos piedras y a cazar ranas en el río, y te prometo que no soy nada peligrosa, que mucho grito, pero por la boca muere el pez.
En fin que mucha tonteria hay con lo que es políticamente correcto o no. Me parece increíble que censuren Heidi es ya lo más extravagante que estos ojos han podido leer... ¿dónde iremos a parar?

Zar Polosco dijo...

¿La llama Llama, pues Llama se llama?

Cuando nada es verdad ni mentira, ni sí ni no, sino que todo es según y depende, entonces todo es hipocresía.

Es mía esta frase. Un tanto pedante, como toda frase donde sale la palabra hipocresía, pero mía. Como decía el personaje de Igartiburu en "Homo zapping" jo, es que soy tan versatil.

En mi casa había cientos de miles de Nenucos, Barriguitas y Nancys. Por supuesto que odio a las Bratz, Repollos, Chochonas y demás.

Y sí que es verdad que desnudaba las muñecas de mis hermanas para ver que había ahí ¿qué pasa?

Y el caso es que tenemos una colección de DVD de Barrio Sésamo que mi hijo ha machacado de tanto verlos. Y a mí me encantaban. Gorras o algún otro youtubero, la canción del príncipe Primerín (Firstly en inglés) donde Elmo canta y baila con otros dos pajes es absolutamente portentosa.

Y el chiste yo me lo sabía con Pedro de protagonista. Con el abuelo, Pi...madre mía.

Arual, igual tu hijo/a/e se pregunte algún día como pudiste disfrutar haciendo lo que hiciste. Estos que vienen nos dan sopas con hondas.

SisterBoy dijo...

Bueno Zar la mayor parte de los cuentos infantiles si los analizas bien tratan basicamente sobre niños y niñas que hacen lo posible por esquivar a pederastas de varias clases.

Zar Polosco dijo...

Estoy a punto de comenzar la fase de lectura de cuentos, Sisterboy. Haré una relación de cuentos y el porcentaje de pederastas a esquivar.

Apolonio-de-Rodas dijo...

Que razón tienes Zar, cuando pienso lo que hacia de pequeña, ir con la bici por ahi con la pandilla, y despues de darle al pedal buscar la merienda sin preocupaciones, estar hasta las tantas en la calle (en una zona de chalecitos) y asi un largo etc. Solo de pensar que mis hijos puedan hacer algo parecido, con la cantidad de gente rara que hay hoy en dia me da un noseque-queseyo.
Lo dicho, tienes mucha razón.

Anónimo dijo...

A los dos rombos de Barrio Sesamo le puedes sumar los dos rombos que le querian encasquetar a Disney si no hacia desaparecer de sus peliculas cualquier imagen de gente fumando.Yo vi(y veo) pelis de Disney y no fumo, ni con filtro como Cruella de ville.Vi al Coyote intentar cazar a Correcaminos,y morir en el intento 10 ó 15 veces,y no he matado a nadie.
Creo que mas que prohibir y censurar,ahy que educar.Yo tengo un hijo,y aunque siempre estoy tentado de llevarlo a la meta por los atajos,me resisto a hacerlo,porque prefiero enseñarle a discernir lo bueno de lo malo, que dictarle lo que esta bien y lo que no.lo siento, soy un fan de Socrates.

Zar Polosco dijo...

Lo de la educación, lo del respeto, lo de trata a los demás como te gusta que te traten a ti a veces pienso que es sólo teoría.

Arual dijo...

Sí Zar seguro que mi hijo/a/e dirá: "¿Pero qué narices cuenta esta abueleta cebolleta?"